La gestión cultural en zonas vulnerables es una labor que deja grandes satisfacciones, porque implica también un trabajo social que arrebata candidatos a los vicios y a la delincuencia. Sin embargo, los gestores sienten que las autoridades les dejan solos, que hay una parte oficial inactiva y que otra trabaja a medias.
Esa falta de apoyo la denuncian la educadora y actriz Ana Romero Franco, de Los Alcarrizos, y el profesor y pintor Francis Alberto Robles, de Cotuí, que en el caso específico de los cabildos critican y lamentan que el trabajo se limite a fechas como carnavales o días patrios y que no haya una colaboración permanente que permita un resultado mayor.
“El ayuntamiento tiene una política juvenil y cultural pobre, porque el trabajo solo se da en una escuela de Bellas Artes que tiene, y a mi parecer no recogen los talentos del barrio. No conocen ni tienen un inventario de con qué se cuenta”, expresa Romero.