Gigantes ven ahora más grande valor de contratar a Moisés Alou

Gigantes ven ahora más grande valor de contratar a Moisés Alou

POR DIONISIO SOLDEVILA
Las parejas de padre e hijo son algo que llama mucho la atención en el béisbol de las Grandes Ligas. Hay casos sonoros como el de Ken Griffey, padre e hijo, los cuales llegaron hasta a jugar juntos con los Marineros de Seattle a principios de la década de los años 90.

Pero también se da el caso de jugadores que son dirigidos por sus padres como la sentimental situación que se presenta en los Gigantes de San Francisco entre Felipe Alou y Moisés Alou.

Moisés fue contratado por los Gigantes durante la temporada muerta para reforzar la alineación de San Francisco y proteger a Barry Bonds en la alineación como cuarto bate.

Sin embargo, por la lesión en la rodilla de Bonds, Alou se ha convertido en el principal recurso ofensivo que tendrá el capitán Felipe dentro de

la División Oeste de la Liga Nacional, donde todavía los Gigantes siguen siendo los favoritos, a pesar de la ausencia del líder de bateo del 2004.

Felipe ya había dirigido a Moisés en otra ocasión, a mediados de los 90, cuando los dos Alou se encontraban en los Expos de Montreal en el año en que el padre fue elegido Dirigente del Año de la Liga Nacional en la temporada recortada por la huelga de 1994.

El caso de Moisés y Felipe no es el único en que un dirigente ha manejado a su hijo en las Grandes Ligas aunque vale decir que se presenta como algo bastante peculiar, sin duda alguna.

También durante la década de los 90, Bob Boone fue dirigente no de uno, sino de sus dos hijos con los Rojos de Cincinnati.

Tanto Bret como Aaron estuvieron bajo las riendas de su padre hasta que Bret pasó a los Bravos de Atlanta en 1999.

Y es que en general el béisbol es un deporte familiar, que se lleva en la sangre y las relaciones padre-hijo se han encontrado presentes en el deporte del bate y la pelota por mucho tiempo.

Los legendarios Ripken también han compartido en las mayores su tiempo y en un momento, Cal padre, hijo y Billy estuvieron jugando con los Orioles de Baltimore a principios de los 90, siendo una de las imágenes más interesantes del béisbol.

¿Cómo no mencionar la relación entre los Bonds, Bobby y Barry? Este último ha superado a su padre con creces en la Gran Carpa y aunque Bobby nunca dirigió a Barry, sí fue coach de los Gigantes que hoy maneja el viejo Felipe.

En el plano dominicano no podemos dejar de lado a Pedro Borbón y su vástago Pedro Borbón Jr., ambas figuras del pitcheo; y en la ofensiva cabe mencionar a los Javier.

El padre Julián es una figura de vasto reconocimiento en la pelota dominicana, pero también en las Grandes Ligas pasó con cierto reconocimiento como Stanley lo hizo en ambas ligas de igual manera.

Y de Puerto Rico, los Alomar han dejado su estampa entre las líneas blancas de cal del terreno de juego.

El padre Santos se mantiene hoy en la pelota como coach de los Metros de Nueva York mientras su hijo Santos es receptor de los Vigilantes de Texas y esta misma primavera Roberto terminó su carrera en las mayores.

Los tres estuvieron juntos en San Diego a finales de los 80, los hijos como jugadores y el padre en función de coach.

En los Estados Unidos el béisbol es el deporte de la familia, y aparentemente la frase no solo se refiere a los fanáticos que van en grupo a ver los partidos, sino también a los hombres que se desempeñan dentro del terreno.

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