Gioconda Belli: “El infinito en la palma de la mano”

Gioconda Belli: “El infinito en la palma de la mano”

Parte 5 de 5

Cofas Asensio, periodista nicaragüense, especialista en Investigación, Educación y Desarrollo Humano. Consultor Independiente Universidad de Barcelona, habla de la recreación de los infinitos caminos de la libertad humana y puntualiza aquellos aspectos relevantes en donde el tema de la libertad resulta no solo significativo, sino también trascendente. Al conspirar la serpiente sobre las intenciones de Elokim (Dios) dice: “quiere tener sobre ustedes el poder de su eternidad”.

Entonces Cefas Asencio Flores pone sobre la mesa un análisis interesante de la situación y se pregunta y reflexiona:

[…] de si realmente Dios habría de temer que Adán y Eva se hicieran eternos teniendo el conocimiento del bien y del mal. Es decir, realmente ¿el contar con conocimiento, libertad y eternidad los redimiría de toda culpa y podrían hacer o haber hecho cualquier proyecto sin coherencia con el pensamiento de Él, deslegitimando las bases filosóficas de la vida, la creación y la existencia; y, aún más, ¿no habría habido consecuencias contrarias sobre ellos?

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Es claro que el razonamiento de la serpiente está compuesto de argumentos que son a la vez juego y realidad; pero presentan retos a la mente humana. Es así que ya fuera del Paraíso, ante la realidad de que las aspiraciones de una vida eterna resultan dramática y ontológicamente frustradas para Adán y Eva, debe declinar y decir: “Ilusa eres si crees que Elkin lo habría permitido. Aún la libertad que les dio tiene sus límites”; asimismo, “…el conocimiento no es la solución de todo. Ya lo irás descubriendo… Son precisamente los límites de la naturaleza humana los que hacen que Eva reflexione: “¡qué poco servían el conocimiento y la libertad para aquietar el hambre!”. […] La experiencia histórico-social ha demostrado cómo en sus luchas los pueblos continúan apreciándola, aun teniendo pan; puesto que esta se percibe como un componente inherente de la dignidad humana. Sin embargo, desde la serpiente hasta nuestros días el concepto de libertad ha sido y es un bien social muy pocas veces bien administrado no solo por las agendas políticas, sino también institucionales, familiares y comunitarias” (Cefas-Flórez, 2009, párr. 8-9).

Gioconda Belli convertida en voz narradora diría de Eva: “El conocimiento no era la luz que ella imaginó abriría de pronto su entendimiento, sino una lenta revelación, una sucesión de sueños e intuiciones acumulándose en un sitio anterior a las palabras”. Por ello es que finalmente Eva pensará quizá como lección aprendida que Elokim “quería verlos vivir por sí mismos”. Y Adán, después de haber sido expulsados del paraíso dirá: “es nuestra la decisión de cómo queremos vivir”. Juan Pablo II en su carta encíclica Fides et Ratio. Al hablar sobre la relación entre la fe y la razón se refiere a ese mismo punto cuando declara que entiende y acepta la necesidad y búsqueda del ser humano de responder todas las preguntas que desde Adán y Eva nos hacemos, pero al igual que lo expresan la narradora y los personajes de la novela que nos ocupa, el papa Juan Pablo II refiere que la verdad se irá revelando poco a poco y dice:

Esto mismo es válido también para la investigación de la verdad en el ámbito de las cuestiones últimas. La sed de verdad está tan radicada en el corazón del hombre que tener que prescindir de ella comprometería la existencia. Es suficiente, en definitiva, observar la vida cotidiana para constatar cómo cada uno de nosotros lleva en sí mismo la urgencia de algunas preguntas esenciales y a la vez abriga en su interior al menos un atisbo de las correspondientes respuestas. Son respuestas de cuya verdad se está convencido, incluso porque se experimenta que, en sustancia, no se diferencian de las respuestas a las que han llegado otros muchos. Es cierto que no toda verdad alcanzada posee el mismo valor. Del conjunto de los resultados logrados, sin embargo, se confirma la capacidad que el ser humano tiene de llegar, en línea de máxima, a la verdad (Juan Pablo II, 1998, cap.3, p.29).

La mirada penetrante y reveladora de Gioconda Belli es sorprendente. Esta novela es una realidad; una mirada filosófica y profunda como toda contemplación y cuestionamiento sobre la existencia. Se trata de una provocación para el intelecto y tiene tantas variables como mitemas que se pueden abordar infinitamente. Para el alma es una elevación a las alturas de mundos sutiles. El buscador a partir de la lectura de esta obra se sentirá acompañado por estos personajes provenientes del mundo de la realidad y el mito. Para los sentidos es fruición y vida. Este libro es arte puro, narrativa poética que transforma… Aceptar la creencia de Eva respecto a que Elokim deseaba que ella actuara en contra de lo establecido por Él mismo… es poner a Eva como precursora de la famosa frase de Jean Paul Sartre: “Estamos condenados a ser libres. Nuestra existencia consiste en hacernos a través de continuas decisiones, esa es la tragedia humana. Y nadie puede decidir por nosotros” (Sartre, 2004). Además, tal como aseveró el filósofo francés: […] todo proyecto, por más individual que sea, tiene un valor universal” (Idem., p.67). Si todo lo dicho por Sartre es cierto; entonces, Eva decidió por la humanidad condenándonos a ser libres…

Terminamos este viaje emocionante con palabras de la propia Gioconda Belli cuando describe lo que significa esta novela para ella:

“El Infinito en la Palma de la Mano es quizás mi novela más lograda, en la que pude conjugar mi ser poeta con mi ser novelista. Es la historia del origen, pero no como nos lo contaron, sino reelaborado desde una visión positiva, más humana, menos juzgadora, sobre todo en lo que respecta a la mujer. En mi novela, Eva no pierde el Paraíso, sino que decide conscientemente que vale más la vida en la tierra, con sus dolores y alegrías, que la vida perfecta y la inmortalidad. Ella asume su responsabilidad de madre del género humano en toda su dimensión. La novela es una historia muy conmovedora. Yo quise reelaborar el mito de la creación de Adán y Eva, imaginándome al primer hombre y la primera mujer descubriendo todo por primera vez. Me atraía contar cómo habría sido tener esas primeras sensaciones de sed, hambre, y el gozo de comer, de beber agua, de hacer el amor por primera vez, de ver la luna, el sol, por primera vez, de parir por primera vez. Fue toda una aventura escribir esta novela y no traicionar el lenguaje del primer momento del mundo y de la especie. Por eso la poesía me ayudó. Esta historia es la historia de la condición humana y desde ese punto de vista, es actual, es relevante, ayuda a que nos entendamos mejor y a que celebremos esa calidad vulnerable, pero también la fuerza de nuestra humanidad.

Este ensayo es parte del trabajo publicado en Plenamar

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