Giorgio Armani cumplió 70 años

Giorgio Armani cumplió 70 años

ROMA, DPA. “A veces estoy harto de este estilo Armani”, dijo una vez el diseñador Giorgio Armani sobre sí mismo. “Me siento atrapado en mi propio cliché”. Sonó a resignación, como una suerte de nostalgia por un nuevo comienzo. Pero él permaneció fiel a su estilo y a sus negocios, siempre rechazó las tendencias caprichosas y las modas inconstantes.
El domingo pasado cumplió 70 años, e incluso en su aspecto físico prácticamente no registró cambios. Tampoco se prevé un final de su carrera, ni una nueva “Revolución Armani”.
Giorgio Armani es el hombre que reinventó la chaqueta americana masculina. Fue en los años 80, y como la mayoría de los inventos geniales, era muy sencillo en su esencia: quitó rigidez a los géneros de sastrería. Todo se suavizó y las prendas pasaron a fluir lánguidas sobre el cuerpo.
La consigna era que las prendas también se pueden arrugar. El mundo de la moda se refirió a la “Giacca destrutturata”, la “chaqueta desconstruida”.
La segunda “Revolución Armani” fue la camiseta. Algo todavía más simple y así también, más genial. La “camisa sin cuello”, como en un primer momento la calificaron los especialistas del rubro, también se podía usar con trajes y blazers. Eso sí: de ser posible, en colores oscuros. Y la condición sine qua non: que fuera de excelente calidad y cara.
Lo especial es que el “maestro” también rinde culto a sus creaciones, ya que casi siempre que aparece en público viste una camiseta azul, chaqueta y pantalón azul marino. Tan sólo sus ojos brillan con un celeste particularmente intenso.
Los expertos de la moda consideran a este italiano del norte, de Piacenza, uno de los grandes diseñadores del siglo y lo equiparan a Cocó Chanel, Christian Dior e Yves Saint Laurent.
Y eso que Armani quería ser médico, aunque al poco tiempo de iniciar los estudios abandonó la carrera. En lo específico del oficio de modisto, es un autodidacta. Sus comienzos fueron modestos: primero trabajó en los almacenes “Rinascente” en Milán como comprador, luego se desempeñó como diseñador en la casa de Nino Cerruti.
En 1975 fundó su propia empresa junto a su compañero de vida, en el ínterin fallecido. “Cuando empecé, justo el Prêt-à-Porter estaba adquiriendo importancia”. Y Armani entendió el mensaje: “Hago moda que es ponible, apta para la vida cotidiana”.
A su inclinación por la sencillez la catalogaron de “minimalismo” o “purismo”. Sus creaciones son llamativamente discretas, y para sus usuarios no es un tema menor que lleven la etiqueta Armani.
    En la actualidad, el diseñador tiene una empresa de miles de millones de dólares, con más de 2.000 filiales en todo el mundo.
    Sus trajes también son lucidos por cincuentones con algo de panza, sus jeans se pueden adquirir en centros comerciales, y el “adicto al trabajo” de Armani no se conforma con ello: sus actividades se extienden a los perfumes, los anteojos y las joyas. Mientras que otras marcas de lujo están en crisis, el año pasado Armani aumentó sus ganancias en 14 por ciento. En vez de jubilarse a los 70, invierte en hoteles de lujo, entre otros, en Dubai.
Casi tan buenas como la moda de Armani son sus frases. “El lugar para la mujer vestida escasamente es el dormitorio”, dijo alguna vez. Es que le gusta vestir “bien” al sexo femenino. De ser posible, con un traje estricto, y torna a las féminas en “mujeres de negocios”.
Es que ésta es la tercera parte de la “Revolución Armani”, a lo que el mundo de la moda se refiere con la “Androginia Armani”: elementos masculinos como la chaqueta del traje conquistan la moda femenina; elementos femeninos como los géneros suaves hacen lo propio con la masculina.
Todo ello sin que las mujeres luzcan masculinas, todo lo contrario: la dama fría que viste una “chaqueta de negocios” puede ser increíblemente sexy.
Armani festejó su cumpleaños con antelación: lo hizo en la Semana de la Moda de Milán, donde reside en su gigantesca villa “Fortezza Armani”. En vez de autocelebrarse, hizo un “himno a la chaqueta”, a aquella prenda que reinventó y a la que tiene tanto que agradecerle.
“La chaqueta es la prenda de vestir que mejor les sienta a los hombres. Cuando visten una americana, lucen como dioses”, sentenció.

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