Con motivo al “Mes de la Sensibilización del Cáncer de Mama”, que se celebra en todo el mundo cada mes de octubre, Gleivy Noyola, superviviente de esta enfermedad y paciente del Centro de Radioterapia Integral RADONIC, explica a través de su testimonio cómo vencer el miedo a esta enfermedad, hacer frente a los efectos secundarios y cómo su experiencia le ha servido para motivar a otras pacientes a continuar luchando por sus vidas.
Cuenta que le diagnosticaron cáncer de mama en el año 2017, apenas tenía 23 años de edad y que le era imposible creer que padeciera la enfermedad, pero a pesar del diagnóstico nunca se sintió enferma, sino que asumió una actitud positiva que la ayudó a superar su condición.
Su cáncer en principio era un calcinoma ductual insutu, sin embargo cuando el doctor José Ramírez la operó ya el cáncer había pasado a su fase invasiva, por lo que la enviaron donde la doctora Irene Estévez en RODI, está le indicó ocho quimioterapias, y posteriormente cuando asistió a RADONIC su radio-oncóloga la Dra. Jazmín García, le indicó veinte cinco radioterapias, así transcurrió el proceso de tratamiento de Gleivy.
“Estas dos oncólogas Irene Estévez y Jazmín García son ángeles caídos del cielo, como yo las llamo, definitivamente con sus capas, convertidas en batas”, expresa agradecida.
“La verdad es que la quimioterapia es muy difícil, hay momentos en que sientes que ya no tienes fuerzas, piensas dejar de luchar y son tantos sentimientos encontrados en los que solo quieres dormirte y no despertar”, manifiesta.
Recuerdo que con solo pensar en el medicamento que me inyectaban para la quimioterapia, era suficientemente para vomitar de lo fuerte que es, pero el amor por la vida, la fortaleza de Dios y el apoyo de mis seres queridos me impulsaron a seguir adelante, continúa explicando.
“Quería que los veintiún días pasaran rápidos y tener mi próxima quimioterapia, porque sabía que estaba llegando a la meta, sabía que la batalla ya la estaba ganando y gracias a Dios el día 3 de junio de 2019, terminé mi última radioterapia”, comenta la paciente.
Gleivy Noyola sigue en tratamiento puesto que el proceso aún no concluye del todo, sin embargo, continúa agradecida de Dios y de la vida por darle otra oportunidad y poder dar su testimonio de que se puede, que el proceso es difícil pero vale la pena dar la pelea.
Exhorta a todas las mujeres que padecen de esta enfermedad a no rendirse nunca y que cuando más oscura es la situación hay que seguir esforzándose hasta el final y dejar que la voluntad de Dios obre en nuestras vidas.