Gnoseología imperial

Gnoseología imperial

Gnoseología imperial. Todos los días oímos decir: “ciencias políticas”, “ciencias sociales”, “socialismo científico”, y aceptamos estos rótulos sin crítica. Las llamadas ciencias sociales no son realmente ciencias, sino tan sólo disciplinas. Y, como ya se sospecha, el “socialismo científico” tal vez sea menos científico que el “socialismo utópico”. También se dice “ciencias del lenguaje” y hasta se habla de “periodismo científico”. La política –bien lo sabemos– no tiene nada de ciencia; y los “estudios” sobre esa torpe actividad humana no son ciencias sino afirmaciones, comparaciones, proposiciones, especulaciones, evaluaciones “a posteriori”, aspiraciones utópicas, etc.

Sólo falta oír hablar de “poesía científica”. En nombre del prestigio apofántico de la ciencia nos permitimos invadir muchas áreas de la actividad humana y descalificarlas si no cumplen con los requisitos formales de la ciencia. Cuando oigamos decir “poesía científica” sabremos que ha llegado la hora de rechazar ese “imperialismo del conocimiento”. Mi buen amigo John J. Saunders, ingeniero aeronáutico y doctor en física –ya fallecido–, publicó hace tiempo un artículo en el cual, bajo el amparo de las ciencias físico-matemáticas, intenta dar “patadas intelectuales” a las humanidades. Saunders es un hombre de ciencia. Yo, en cambio, sólo aspiro a llegar a ser hombre de letras.

Aunque admiro la ciencia y la estudio lo mejor que puedo, no he llegado todavía al fanatismo de la razón lógica. El espectáculo humano del amor o del odio, o el de las sociedades en guerra, me produce mucho más emoción que los admirables teoremas de la geometría. En vez de pensar que las humanidades deben adoptar el método de las ciencias –para alcanzar mayor “perfección racional” o más rigor desde el punto de la teoría del conocimiento –podríamos considerar que la ciencia es sólo un tipo especial de conocimiento, un caso particular de las ocupaciones humanas orientadas hacia el saber, que tiene que ser estudiado desde la perspectiva de las humanidades.

La ciencia no tiene por que alzarse con el primado sobre la universalidad de las disciplinas, pretendiendo que todo conocimiento cumpla con los requisitos que llamamos científicos. En lugar de ser las ciencias las que den razón de las humanidades, son las humanidades las que deben dar razón de las ciencias. (Empollar huevos históricos; 2001).

 

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