Gobernabilidad y democracia en la política dominicana

Gobernabilidad y democracia en la política dominicana

En el debate político electoral, sobre todo en la fase final de esta campaña, algunos intelectuales y políticos han usado el concepto de gobernabilidad para desestimar la candidatura de Leonel Fernández. El argumento utilizado para cuestionar la candidatura de Fernández es que el PLD no tiene mayoría en el Congreso, lo que generaría una situación de ingobernabilidad.

En ese contexto se apuesta por la reelección y se llama a votar por el PRD para evitar la ingobernabilidad. Esto, utilizado por los artífices de la política partidista, puede entenderse; pero, viniendo de prestigiosos intelectuales, merece algunos comentarios.

Que intelectuales como Andy Dauhajre y Jaime Aristy Escuder o Wilfredo Alemany defiendan la causa del perredeísmo, es un derecho que tienen como ciudadanos, pero deben hacerlo de frente, fundamentando con argumentos las ventajas de su opción política y no a nombre de un supuesto beneficio que representaría para la estabilidad del país el votar por Hipólito Mejía.

La gobernabilidad es la capacidad de producir resultados, de cumplir con objetivos y de gobernar respetando la institucionalidad y las reglas del juego democrático. La gobernabilidad en democracia tiene como condición la existencia de conflictos, de fuertes oposiciones y enfrentamientos. Sin embargo, lo que fascina a ciertos intelectuales y lo que parecen propugnar es una democracia sin adversarios y sin conflictos.

En el caso dominicano existe una situación de ingobernabilidad dada por la incapacidad del presidente para gobernar y por la manera como el control mayoritario de los poderes por el PRD ha sido ineficiente. Esa mayoría arrolladora del PRD en el Senado, en la Camara de Diputados, en las municipalidades y ayuntamientos del país no ha sido encauzada al fortalecimiento de las instituciones, a crear garantías ciudadanas, a mejorar las condiciones de vida del pueblo, en fin, a consolidar la democracia, si no todo lo contrario. Una parte de la dirigencia del PRD tiene la responsabilidad histórica de que ese partido, en traición abierta a los ideales de sus fundadores Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez, se haya transformado pasando de ser una fuerza política que encarnó la representación de la nación, a ser una simple representación de los intereses particulares de una parte de sus dirigentes.

La historia política dominicana ha puesto en evidencia la dificultad histórica de los actores sociales y políticos de llegar a pactos políticos en torno a cuestiones de envergadura para la nación y el predominio de una tradición de acuerdos coyunturales en situaciones de crisis, de uno o varios de los actores signatarios de dichos acuerdos.

Gobernar con una fuerte oposición entre los poderes ha sido una característica del funcionamiento de la democracia dominicana. En los regímenes del PRD entre 1978 y 1986 la oposición expresaba la lucha de tendencias al interior del mismo PRD. En cambio, durante la pasada administración de Leonel Fernández se gobernó democráticamente, se hizo una gestión económicamente exitosa y se impulsó un importante proceso de institucionalización democrática, a pesar de tener en 1996 un sólo senador, 12 diputados, de obtener en 1998 sólo 4 senadores y 49 diputados, y en ambos momentos una escasa presencia en el poder municipal

Quisiéramos hacer referencia al argumento utilizado por estos intelectuales de la sombra :ACon un Congreso en contra no hay gobernabilidad, no van a poder bajar la comida, no van a pasar las leyes necesarias, Hipólito garantiza una mejor gestión de la economía @. Estos imperativos como argumento político caen en el vacío cuando este gobierno mayoritario ha demostrado con creces que esa mayoria sólo sirvió para hundir el país, favorecer la corrupción y defender intereses personales y de grupo.

En ese orden de ideas, esos intelectuales, )no estarían considerando a nuestros congresistas como personalidades que no respetan la función de representación para la que fueron elegidos, y que son incapaces de defender, más allá de sus intereses personales y partidarios, los intereses de la nación?

Así las cosas, a los que en este momento crítico insisten en nombre de la Arazón@, en jugar el rol de pitonisas : la historia no los absolverá. Queda claro que si hay una causa demostrada de ingobernabilidad en este país es el gobierno de Hipólito Mejía.

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