El gobernador de San Cristóbal, Orlando Espinosa, dijo ayer que se siente avergonzado de la situación por la que atraviesa su provincia, centro de múltiples denuncias de actos delictivos.
Sin embargo, consideró que, antes de emitir juicios, es menester esperar a que concluyan las investigaciones que se realizan tanto a la dotación policial como a la Dirección de Control de Drogas (DNCD) de allí.
Como sancristobero y gobernador, a mí me corresponde sufrir con la vergüenza ajena. Ver cómo se está ventilando eso es una vergüenza, indicó, tras aclarar que con esa posición no resta credibilidad a las denuncias.
Inconforme con PN y DNCD. Espinosa dijo que en una escala de 10 otorga un 3 al desempeño de la Policía Nacional y la DNCD en su provincia. Los hechos hablan y están ahí, insistió.
Al manifestar su inconformidad consideró que, de comprobarse las denuncias hechas contra las citadas autoridades, no cree que la sanción sea el traslado sino la separación de las filas y el sometimiento a la justicia, si corresponde. Trasladarlos no resuelve nada, dijo.
Prostitución por drogas
Sobre la denuncia de que jovencitas en algunos barrios de San Cristóbal son prostituidas a cambio de drogas, Espinosa dijo que desconoce la situación, pero a veces el dueño de la casa es el último que se entera de lo que ocurre, manifestó.
Empero dijo que habría que ver de qué porcentaje se estaría hablando, porque no es la generalidad de las jóvenes que estaría en esa actividad, indicó el gobernador.
Testimonio
Jorge Sosa
Las menores bajan en grupos
El maestro constructor Jorge Sosa afirma que alrededor de las 5:00 de la mañana, mientras se desplaza al barrio Las Flores, donde trabaja, ve las filas de niñas de entre 12 y 16 años bajando a ese barrio y a Jeringa, luego de juntarse por los alrededores del hospital Juan Pablo Pina a esperar los motoconchos que las lleven donde se prostituyen, aunque algunas bajan a pie. Yo he visto varias veces el trayecto que hacen y hasta cuando se meten con los tecatos en los callejones, indicó el hombre, quien aseguró que es pariente de una joven de 14 años dedicada a esa práctica. El padre Miguel Angel Ciarruz de la parroquia Nuestra Señora de la Paz, dijo que la mezcla entre prostitución y drogas en San Cristóbal es vox populis.