Gobernar no es hacer chistes

Gobernar no es hacer chistes

La Confederación Dominicana de Unidad Evangélica (CODUE), a nombre de sus más de 4 mil iglesias y sus 180 Concilios e instituciones, dijo recientemente que la República Dominicana va por un camino extremadamente preocupante, que está al borde de la bancarrota y se precipita por el despeñadero de las devaluaciones, inflaciones, recesión y la reducción del poder adquisitivo.

Pero la preocupación de los evangélicos, no es sino la expresión de lo que piensa y siente la mayoría -para no decir a todos- del pueblo y la sociedad dominicana.

Además, el enfoque de los cristianos coincide plenamente con el más reciente análisis realizado por The Economist acerca de la economía dominicana, cuando afirma que «poco probable una recuperación económica a corto plazo».

Sin embargo, aunque los economistas del gobierno y sus voceros oficiales tratan de convencer a la opinión publica y a la población de que el deterioro de la economía se debían primero a factores externos, como la crisis del 11 de septiembre, la Guerra de Irak, y luego a problemas internos como la quiebra de algunas instituciones bancarias, la explicación al despeñadero de que hoy hablan los evangélicos no radica en nada de eso, sino en la equivocada política económica de la presente administración, tanto la política monetaria como de su política fiscal.

Así lo advierte el informe de la unidad de investigación de The Economist: «En realidad, la falta de control del gasto y el gran incremento en la nómina del gobierno desde que asumió el cargo en 2000 han sido factores claves en el deterioro de las finanzas públicas y la pérdida de confianza en el gobierno».

Pero además de eso, se encuentra el ingrediente político, que también se afirma en ese informe, en el sentido de que «los problemas internos del PRD y las maniobras políticas están desviando parte de la atención del gobierno de la crítica crisis económica que aflige al país».

Y es en esa actitud beligerante del Jefe del Estado en procurar la reelección, y la de otros aspirantes presidenciales de mantener al PRD en el poder, a como de lugar, aunque tengan que cambiar la ley electoral, en donde esta también la explicación al deterioro que ahora atraviesa la nación.

Hoy día, el país esta en franco proceso de deterioro de sus finanzas públicas Según estimaciones, como la del economista Luis Vargas, a la tasa de cambio actual, el gobierno tendría que destinar 130 mil millones de pesos en el presente año sólo para el pago de la deuda externa e interna, para cubrir deuda y déficit del sector eléctrico y hacer frente al déficit cuasifiscal del Banco Central por pago de intereses.

Según The economist, el año pasado, la economía se contrajo pro por primera vez desde 1991. La inflación alcanzó el 40%, el nivel más alto en una década, mientras que el peso perdió la mitad de su valor (después de haber perdido un tercio en 2002). Al inicio de este año, la moneda se mantiene bajo fuertes presiones, las cuentas fiscales son precarias y no hay señales todavía de una recuperación en el crecimiento general.

Entonces, parece que el país esta sometido a un circulo vicioso, cada semana aumentan el precio de los combustibles porque se dispara la prima del dólar, cada vez el peso dominicano pierde valor en relación al dólar, y entonces aumentan los costos de prácticamente todos los servicios y mercancías que requieren de transporte, y hay presiones de aumentar el pasaje, el pan, los materiales de construcción, y muchos productos alimenticios. Pero no hay forma de parar el deterioro del peso. Y aunque se toman medidas restrictivas, como la de aumentar la tasa de interés, para tratar de que la gente se motive a mantener su dinero en certificados financieros, en lugar de convertirlos en dólares o sacarlos del país, el peso se sigue devaluando.

Porque el asunto no es solo de adoptar medidas monetarias restrictivas y ya. Es necesario que eso se haga en un contexto de confianza, de estabilidad, de prudencia. Hay que crear un entorno macroeconómico que inspire seguridad a los agentes económicos. Al país, no se le puede hablar con ironías, en burlas ni en chistes. «Mira como estoy temblando», responde el primer mandatario al referirse a las declaraciones de otros políticos.

Todo lo anterior, me recuerda el anuncio político de un candidato a la presidencia para las elecciones presidenciales pasadas; era el de un señor de una gran barba blanca, que decía por el televisión que gobernar no es hacer chistes; gobernar es un asunto muy serio. Y ahora viendo todo lo que pasa en el país, veo que esa era y sigue siendo una gran verdad, que hoy, como no se le hizo caso al señor de la barba, todo el mundo esta viviendo, en carne y hueso, los resultados de tener un país al borde la bancarrota, como dicen los evangélicos.

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