Gobernar sin pérdida de tiempo

Gobernar sin pérdida de tiempo

Los dominicanos están esperando y preparándose, todos, para la gestión de un nuevo gobierno, de un gobierno del Partido de la Liberación Dominicana y del doctor Leonel Fernández. La espera es de los que votaron a su favor y de los que votaron en contra.

En general, se trata de una espera esperanzada, si así puede decirse. Los dominicanos, sobre todo los que prefirieron al doctor Fernández con su voto, están optimistas y preñados de expectativas. Aguardan un gobierno que restaure la calidad de vida, que restaure la decencia, que restaure del orden perdido y que mejore la economía y siente las bases para, una vez superada la crisis actual, la gente vuelva a prosperar.

El gobierno que concluye ha sido una experiencia traumática dentro del proceso de consolidación de las instituciones y dentro de la búsqueda de un modelo económico que permita iniciar la instauración de mecanismos económicos y sociales que hagan posible comenzar a superar la enorme inequidad existente en el país.

El resultado de la gestión económica del Presidente Mejía ha sido negativo. Con la excepción de los más altos funcionarios del gobierno, todos los dominicanos terminan este cuatrienio con mayor pobreza, con mayores limitaciones, con los centros públicos de salud más ineficientes, con las escuelas estancadas, con una seguridad social que se quedó en la intención, con un sistema eléctrico más caro y más complicado, con un sector agropecuario estancado y con una economía familiar ampliamente disminuida.

Las finanzas públicas, las gubernamentales, están pulverizadas por unos gastos que crecieron de manera imparable. La burocracia parasitaria creada por el clientelismo pepeachista no tiene precedente. La moneda se devaluó como nunca antes, y el colmo de los colmos es que la medicina que buscó el gobierno para paliar esta situación, un arreglo con el Fondo Monetario Internacional, no ha podido ser cumplida a cabalidad.

Pero este gobierno no solo falló en esos aspectos. También la institucionalidad se ha deteriorado y hoy el déficit institucional es más amplio que hace cuatro años. La prensa ha sido sutilmente amedrentada e inducida a la autocensura, periodistas han sido detenidos por sus denuncias, el Congreso ha sido puesto al servicio del Poder Ejecutivo y las fuerzas del orden han violentado los derechos ciudadanos de forma sistemática. De la corrupción en la administración pública es muy poco lo que hay que señalar. Basta recordar que, de acuerdo a las encuestas de opinión pública, el 90% de la población adulta cree que en el gobierno hay corrupción. Una tasa pocas veces vista en país alguno en América Latina.

De manera, pues, que la tarea que tiene el futuro gobierno es una ardua, compleja y en varios campos.

El doctor Leonel Fernández, quien asumirá la dirección del país el 16 de agosto, no puede, a la luz de esta situación, perder un solo día de gobierno. Porque la tarea será compleja, amplia y de seguro que encontrará grandes obstáculos. Por lo tanto, se hace necesario Aredimir el tiempo@, ganar las partidas del juego cuanto antes.

Nos parece que un panorama así de complejo aconseja que el doctor Fernández forme sus equipos de gobierno cuanto antes, en la transición, como suele ocurrir en países de vocación democrática. Una decisión así permitiría que esos equipos, los principales, empiecen a buscar y a examinar con mayor cuidado las informaciones de sus áreas, a preparar decisiones y a delegar responsabilidades para ser ejecutadas desde el mismo 16 de agosto.

El doctor Fernández y sus principales allegados, principalmente los que militan como dirigentes importantes del PLD, tienen una experiencia de gobierno de cuatro años. Esta experiencia les da las condiciones indispensables para saber Acómo se corta el bacalao@. Aprovecharla desde ahora, para no perder tiempo, es una sugerencia que debe ser considerada. Porque formar los equipos de gobierno ahora es, hasta cierto punto, una forma de empezar a gobernar.

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