El Gobierno dominicano propuso a la empresa farmacéutica AstraZeneca el cambio de vacunas para covid-19 por medicamentos para enfermedades cardiovasculares y diabetes.
Así lo informó el doctor Eladio Pérez, viceministro de Salud Colectiva, ante preguntas de periodistas.
Se trata de más nueve millones de dosis de vacunas contra la covid-19 que deberá entregar la casa farmacéutica. La casa comercial podría suplir otros medicamentos, como los que son de gran demanda en el país, cardiovasculares en el renglón hipertensión y los de la diabetes.
AstraZeneca firmó con el Gobierno dominicano un robusto contrato en venta de vacunas, lo que dificulta que el Estado pueda asistir a un arbitraje internacional.
Esta semana el presidente Luis Abinader advirtió que el Gobierno podría llevar el caso a arbitraje internacional, pues la empresa AstraZeneca incumplió las entregas de las vacunas.
Por esas vacunas el Estado pagó por adelantado 40 millones de dólares, a 4 dólares cada dosis.
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No más vacunas
El funcionario dijo que de las vacunas que se vencieron, había un lote de AstraZeneca, pero en este momento el país no necesita más vacunas contra la enfermedad viral respiratoria.
El Gobierno se aboca a esas negociaciones, se debe aguardar por la respuesta de la farmacéutuica, dijo el doctor Pérez.
“Las necesidades del país no son de vacunas, ahora vamos por esas negociaciones”, dijo el funcionario.
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La sangre
Con respecto a la política para suplir el déficit de sangre y sus hemoderivados, el doctor Pedro Sing, director del Hemocentro Nacional, dijo que se dan pasos para lograr conjurar la deficiencia.
En ese sentido, los días 8 y 9 de abril, en San Pedro de Macorís habrá una jornada de recolección del líquido. Tanto Sing, como la doctora Javiela Tejada, coordinadora de los bancos de sangre del país, pidieron a los dominicanos acercarse a los camiones recolectores para donar.
Los cálculos oficiales establecen que el país necesitaría 315 mil donantes, por eso trabajan para lograr formar a la primera generación de donantes voluntarios.
La sangre es un bien público que no debe ser comprada ni vendida.