Londres (EFE).- El presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández, describió ayer en Londres la política que defiende su Gobierno como una versión tropicalizada de la Tercera vía, que combina el fomento del libre mercado con la inversión social.
Esa Tercera Vía tropical, inspirada en el Third Way que en 1997 aupó al poder al primer ministro británico, Tony Blair, proporciona el equilibrio justo entre mercado y Estado, donde el primero crea riqueza y el segundo se asegura de su redistribución equitativa.
Fernández expuso sus tesis políticas en una conferencia pronunciada en Canning House, la llamada Casa de América Latina en Londres, en la tercera jornada de su visita oficial al Reino Unido.
Bajo el título La democratización de América Latina: logros y desafíos, el presidente intentó dar respuesta a una pregunta que, según él, está muy extendida: *Ha dado Latinoamérica un giro a la izquierda?.
Explicó que actualmente existen dos grandes fuerzas en la región, definidas no por ideologías tradicionales, sino por la relación que establecen entre Estado y mercado.
La izquierda de la actualidad ya no es marxista-leninista, como en el periodo de la Guerra Fría, ni busca derrocar el capitalismo (algo que, a su parecer, no es posible), sino que ahora se define como antineoliberal y antiimperialista, y tiene mala relación con Estados Unidos, el mercado y la globalización.
Hasta llegar a esas dos tendencias, la antineoliberal y la alineada con el mercado, América Latina ha protagonizado un proceso de democratización que, según el presidente, se está consolidando.
De un modelo oligárquico, tras la descolonización, se pasó por un estilo de Gobierno populista, con gran intervención del Estado, que favoreció la industrialización y el surgimiento de la clase media.
En los setenta, con la crisis del petróleo, empieza a percibirse un agotamiento de ese modelo y un auge de movimientos dictatoriales, los cuales, como la economía y los derechos humanos están en crisis, deben afrontar una gran contestación social, indicó.
Ante el fracaso de la macroeconomía populista, comienzan a salir gobiernos, como el suyo, que confían en el mercado para el progreso y el desarrollo, los que lo ven como una amenaza y otros impulsados por el movimiento indigenista, de los que evitó dar ejemplos.
Fernández reconoció que aliarse con el mercado tiene sus riesgos, ya que, si bien funciona en una primera fase, si se le deja todo, surge la desigualdad.
Por eso su Gobierno, elegido en mayo del 2004, busca un término medio, de forma que asigna recursos para la competencia y al mismo tiempo se asegura de la redistribución de la riqueza.
Medidas como la privatización de los recursos, como el sector de la electricidad en el caso de la República Dominicana, no se toman por motivos ideológicos, sino por razones prácticas, porque ese dinero se puede utilizar para invertir en salud.
Una tarea titánica de los Gobiernos latinoamericanos del siglo XXI es combinar la democracia con la pobreza, visto que, según las últimas encuestas, un 54 por ciento de los latinoamericanos apoyaría un régimen autoritario si éste le sacara de la miseria.
En opinión de Fernández, la única receta para el éxito es consolidar las instituciones y la separación de poderes, erradicar la corrupción y proporcionar los servicios básicos a la población.