ATENAS. El primer ministro griego Alexis Tsipras trataba de mantener intacto su gobierno ante la molestia causada por la ley de austeridad que el parlamento debe aprobar la noche del miércoles para recibir un nuevo rescate y evitar el colapso financiero.

El cúmulo de alzas a los impuestos y reformas al sistema de pensiones condenará a los griegos a más años de penurias y provocado ira entre integrantes del gobernante partido de izquierda radical Syriza. Se registraron enfrentamientos en una manifestación de protesta contra la austeridad a la que acudieron unas 12.500 personas a las afueras del parlamento.

Policías antidisturbios lanzaron gases lacrimógenos contra los jóvenes que tiraban bombas molotov y piedras contra los agentes. Los enfrentamientos ocurrieron cuando los legisladores iniciaban el debate de la ley. La ministra alterna de Finanzas, Nadia Valavani, dijo que no votaría a favor de la ley y renunció.

En una carta que le envió a Tsipras el lunes y que se difundió el miércoles, Valavani manifestó que las tácticas de los “círculos dominantes en Alemania” representan “la total humillación del gobierno y el país”. El secretario general del Ministerio de Economía, Manos Manousakis, también renunció a causa del acuerdo.