LAGOS. Las autoridades nigerianas, en plena lucha contra una insurgencia islamista, presentaron el mes pasado como un accidente industrial lo que en realidad fue un atentado con bomba en Lagos, la capital económica del país, según una investigación de la AFP.
La explosión se produjo el 25 de junio horas después de un atentado con coche bomba atribuido al grupo islamista Boko Haram en la capital administrativa, Abuya, donde murieron 21 personas.
Las autoridades atribuyeron a una bombona de gas la explosión de Lagos, ocurrida en el distrito de Apapa, muy sensible, puesto que en él se encuentra la mayoría de depósitos de combustible de la ciudad de este país gran productor de crudo. El informe oficial asegura que el accidente no dejó muertos ni heridos.
Sin embargo, la AFP ha tenido acceso a fotografías del lugar que muestran un coche destrozado y vehículos dañados alrededor. Un ex jefe del servicio de artificieros del ejército británico afirma que no hay duda de que se trató de un atentado.
«Claramente fue un incidente causado por explosivos de gran potencia», dijo a la AFP por email Bob Seddon, un veterano de Irak y Afganistán especializado en artefactos caseros.
«Los efectos causados por una explosión de gas son muy diferentes», dijo Saddon, quien calculó que debieron de emplearse entre 25 y 50 kilos de explosivo casero de alta potencia.
La consultora Control Risks, que tiene oficina en Lagos, dijo que lo de Apapa fue un atentado con bomba en el que murieron al menos cuatro personas, en una nota enviada a sus clientes (empresas extranjeras y gobiernos), a la que tuvo acceso la AFP.
Los análisis de Seddon y de Control Risks coinciden con lo afirmado por siete testigos visuales del incidente consultados por la AFP, que afirmaron unánimamente que hubo dos explosiones, la primera junto a un depósito de combustible y la segunda minutos más tarde en una carretera cercana, al estallar un Toyota Sienna.
«Estaba de servicio aquella noche», cuenta el guardia de seguridad Samuel George. «De pronto escuchamos una fuerte explosión y cerramos rápidamente la puerta. Minutos más tarde, estalló un coche que estaba aparcado en medio de la carretera».
«Mi compañero y yo fuimos alcanzados por pedazos de metal que saltaron del coche. Sufrí un corte profundo en la cara y la cabeza y desde entonces no he podido trabajar. Murieron muchas personas, algunas de ellas conocidas mías», dijo el guardia.
«No sé por qué el gobierno miente. Las explosiones fueron por unas bombas», añade otro trabajador local. Varios diplomáticos extranjeros indicaron en privado que el gobierno habría negado la naturaleza del incidente por miedo a los efectos que tendría un ataque confirmado en Lagos, motor de la economía nigeriana.
Lagos es la ciudad más poblada de Nigeria, con 20 millones de habitantes, y alberga oficinas de grandes multinacionales del gas y el petróleo. El atentado no ha sido reivindicado y la policía del Estado de Lagos ha abierto una investigación.
El portavoz del gobierno federal Mike Omeri dijo a la AFP que las pesquisas «analizarán todas las posibilidades», ya se trate de «artefactos caseros, coches bomba o un accidente».
En cuanto a la autoría concreta, un funcionario norteamericano dijo que Boko Haram, fuerte en el norte del país, tiene «capacidad operativa para llegar a Lagos», en el suroeste.
Pero de momento, sólo Control Risks ha vinculado la explosión a ese grupo, que desde 2009 lleva a cabo una sangrienta insurgencia.
Roddy Barclay, analista de Control Risks, dijo a la AFP que «el incidente podría ser obra de un grupo islamista local y no haber sido planificado y coordinado por los líderes de Boko Haram en el noreste» de Nigeria.
Según él, podría haber más ataques, pero el incidente del 25 de junio no marca necesariamente el inicio de «una insurgencia sostenida» en Lagos