Gobierno Panamá reconoce
pierde guerra delincuencia

Gobierno Panamá reconoce<BR>pierde guerra delincuencia

PANAMA (AFP).- El aumento de los delitos violentos, en su mayoría vinculados al narcotráfico, bandas y pandillas, sumados a espectaculares robos en residencias y comercios acosan al gobierno del presidente Martín Torrijos quien prometió hace dos años seguridad para los panameños.

La ministra de Vivienda y vicepresidenta del gobernante Partido Revolucionario Democrático (PRD), Balbina Herrera, reconoció esta semana que el gobierno está «perdiendo la batalla» contra los delincuentes y advirtió que la «narcomafia se está tomando el país».

La ola delictiva en las cuatro últimas semanas confirman estas declaraciones poco tranquilizadoras.

Un líder pandillero y un narcotraficante colombiano fueron asesinados esta semana desde vehículos en marcha en la provincia de Colón, a unos 70 kilómetros al noreste de la capital, y en el distrito de Arraiján, a 25 kilómetros al oeste de la capital.

En los últimos días también se registraron robos en seis cajeros automáticos de bancos privados, el asesinato con 54 puñaladas de un vendedor de lotería, y la violación y asesinato de una niña de ocho años cuando salía de un supermercado.

«Tiro en la nuca», «Crueldad, niña fue asesinada y violada», «Balacera en Colón», «Ejecutado», «Le disparó al hijo en la frente», «Acribillan a colombiano», «Violencia extrema», «Horror en autobús»,  son los titulares habituales de la prensa panameña y el tema principal de los primeros treinta minutos de los noticieros de radio y televisión locales.

El propio director de la policía, Rolando Mirones, denunció que 121 líderes de pandillas criminales fueron arrestados, pero 8 de ellos fueron liberados por ser menores de edad y volvieron a cometer crímenes.

La ley panameña le da un tratamiento especial a los delincuentes menores de 18 años a pesar de un creciente movimiento popular para que los niños y adolescentes sean castigados como adultos cuando cometen un crimen, principalmente asesinatos o narcotráfico.

El incendio provocado en el popular barrio de Curundú, en la zona sureste de la capital, que dejó el miércoles dos niñas muertas, dos desaparecidos, 600 damnificados y 137 casas de familias pobres destruidas, avivó otro debate en la prensa y en la clase política sobre la seguridad en Panamá.

«La seguridad en Panamá es un barco sin timonel y el presidente Torrijos tiene que iniciar una verdadera lucha frontal contra la delincuencia y violencia que azota el país», advirtió el empreario y presidente del opositor partido Cambio Democrático (CD-centro derecha), Ricardo Martinelli.

El expresidente Guillermo Endara (1990-1994) acusó al gobierno de «ineptitud porque el sistema de seguridad ciudadana no existe».

«Los delincuentes se han tomado las calles, casas, hogares, lugares de trabajo y hasta las escuelas», advirtió Endara, quien eliminó el ejército de Panamá en 1990 y lo convirtió en una policía bajo el control civil.

Endara convocó a una «marcha por la seguridad ciudadana para que el gobierno deje de balbucear boberías y comience a dar respuestas claras y concretas».

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