Gobierno provisional 1965-1966

Gobierno provisional 1965-1966

POR HAMLET HERMANN 
INTRODUCCIÓN
El sábado 24 de abril de 1965 se inició en República Dominicana una revuelta cívico-militar contra el gobierno producto del golpe de Estado al presidente Juan Bosch en 1963. El reclamo fundamental de los insurrectos era la vuelta al poder del derrocado presidente Juan Bosch y el respeto a la Constitución aprobada durante su gobierno en 1963.

Al día siguiente, domingo 25 de abril, las fuerzas militares que habían respaldado el golpe de Estado contra Bosch bombardearon indiscriminadamente a la población civil y a los cuarteles militares constitucionalistas.

El lunes 26 de abril tuvieron lugar los primeros enfrentamientos armados entre constitucionalistas y golpistas. Los golpistas serían derrotados de manera definitiva en la tarde del martes 27 de abril, apenas dos días después de iniciados los combates.

Ante el descalabro de los militares golpistas, sin demora alguna, el presidente Lyndon B. Johnson ordenó el jueves 28 de abril al Cuerpo de Marines y a la 82ª División Aerotransportada del Ejército de Estados Unidos que iniciaran la invasión militar contra República Dominicana. Con esta medida se trataría de impedir que las fuerzas que habían sido elegidas democráticamente en diciembre de 1962 recuperaran el poder político de la nación.

Sin embargo, los cálculos de los asesores del gobernante estadounidense fueron errados al suponer que la sola presencia de la soldadesca de esa nación haría que los constitucionalistas abandonaran la defensa de sus posiciones.

La crisis pasó entonces de la etapa de guerra civil a la de lucha patriótica contra el invasor extranjero. Pocas veces se había visto en la historia del continente una lucha tan desigual y al mismo tiempo tan intensa entre el ejército más poderoso del mundo y un opositor desarmado. El pueblo dominicano inició la resistencia activa contra las tropas norteamericanas bajo la dirección y las orientaciones del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó ante los ojos expectantes de todo el mundo. Los invasores no podían vencer y el pueblo dominicano se resistía a ser derrotado.

Ante el estancamiento de las acciones y el escándalo de alcance mundial provocado por la violación a la soberanía dominicana, los invasores norteamericanos empezaron a buscar soluciones para esconder el enorme agravio cometido.

Es entonces cuando se da inicio al diseño de fórmulas que escondan la unilateralidad de Estados Unidos así como el desprecio por las normas del derecho internacional. Es de ese estancamiento de donde surgen diversas propuestas para un mecanismo gobernante que rija la transición desde la guerra patriótica hasta una paz diseñada a conveniencia del poder norteamericano.

El presidente Johnson enviaría entonces a varios personajes a tranquilizar a los gobernantes de América Latina y a buscar su apoyo. La multilateralidad relativa buscaba camino luego de que la unilateralidad provocara el desastre que poco tiempo después le costaría la carrera política al aspirante a la reelección, Lyndon B. Johnson.

GOBIERNO PROVISIONAL 

La primera fórmula de gobierno transaccional para buscarle una salida menos violenta a la crisis iniciada el 24 de abril de 1965 es la que surge de la entrevista entre el presidente de Venezuela, Raúl Leoni, y el asesor puertorriqueño del presidente norteamericano, Teodoro Moscoso. En ese momento, el presidente Leoni propone la formación de un Comité de Evaluación de la OEA compuesto por Brasil, Colombia, Perú y Venezuela, el cual buscaría el establecimiento de un fideicomiso de ese organismo internacional sobre la nación invadida.[1]

Sin embargo, la primera vez que de manera oficial se menciona la propuesta para la formación de un gobierno provisional en República Dominicana que diera término al conflicto fue el 10 de junio de ese mismo año.[2] Puede que en anteriores discusiones de algunas de las partes esto fuera mencionado reiteradamente, pero cuando en realidad se plantea como solución de consenso es después de transcurridos 47 días de enfrentamientos armados violentos entre el pueblo dominicano y las tropas invasoras de Estados Unidos. Ese jueves, la Comisión ad-hoc de la Organización de Estados Americanos (OEA) planteó esta salida política a los principales dirigentes del gobierno presidido por el coronel Francisco Caamaño.

Sin asomo de rubor, la propuesta la hacía la misma OEA que un mes atrás había creado una Fuerza Interamericana de Paz para servir como mascarón de proa y así ocultar la invasión militar norteamericana. Aparentarían una coalición panamericana que, supuestamente, preservaría la democracia y combatiría el comunismo.

En aquella reunión los embajadores de la invasión militar declararon que “estaban tratando de que hubiera un gobierno provisional de la confianza de los constitucionalistas”. Del acta oficial de ese encuentro de la OEA con los Constitucionalistas, puede interpretarse que los representantes de la fuerza de ocupación no salieron muy complacidos dada la firme posición del gobierno de Caamaño de aferrarse a la vigencia de la Constitución de 1963.

Quizás como consecuencia de aquella diferencia antagónica de los negociadores con los defensores de la constitucionalidad dominicana, apenas cinco días después las tropas de ocupación desarrollaron un intenso y extenso ataque contra la porción de la ciudad de Santo Domingo controlada por los constitucionalistas.

Durante dos días los paracaidistas de la 82ª División Aerotransportada del Ejército de Estados Unidos mantuvieron un bombardeo incesante contra el centro de la ciudad al tiempo que trataban de avanzar para tomar las posiciones constitucionalistas que la defendían.

A pesar de los planes de los invasores, las líneas en que habían estado ubicadas esas tropas no pudieron ser adelantadas significativamente. El intento de apoderarse de la zona constitucionalista planeado por el teniente general Bruce Palmer fracasó con estrépito.

No obstante, se advertía que tanto las negociaciones políticas bajo el manto de la OEA como los masivos ataques militares formaban parte de un mismo plan para eliminar de alguna forma a los que luchaban contra la invasión militar extranjera.  Una característica de aquella masiva agresión fue que las tropas del llamado “Gobierno de Reconstrucción Nacional”, creado bajo los auspicios de los invasores norteamericanos, no participaron en los combates como tampoco lo hicieron los militares de otros países que formaban parte de la llamada Fuerza Interamericana de Paz.

Era evidente que el teniente general Bruce Palmer quería llevarse todo el crédito para avanzar en su carrera militar a expensas del pueblo dominicano. Pero el tiro le estaba saliendo por la culata.

Fue a partir de la masiva agresión de los días 15 y 16 de junio de 1965 cuando el presidente Caamaño hizo conciencia plena de que los constitucionalistas estaban obligados a buscar una solución negociada. Prolongar el asedio de la capital dominicana sin probabilidad de ponerle fin con el escaso armamento y municiones con que contaba, era equivalente a condenar a muerte a miles de dominicanos que “con más fe que armas” defendían la dignidad de todo el pueblo dominicano.

Asimismo, la solidaridad internacional que hubiera podido esperarse nunca tuvo lugar, ya que Estados Unidos se opuso resueltamente a que el caso dominicano fuera debatido dentro del marco de la Organización de Naciones Unidas (ONU). La OEA estaba absolutamente controlada por los invasores y era allí, con la representación de nueve dictaduras militares[3], donde se conocía el conflicto.

Es así como en la reunión de los constitucionalistas con una Comisión ad-hoc de la OEA[4] el 23 de junio de 1965 ya se habla de un “gobierno provisional” como algo aprobado por ambas partes.[5]

(El próximo capítulo a publicar ha sido denominado: “¿De dónde sale Héctor García-Godoy Cáceres?”

[1] Telegrama 1439 de Teodoro Moscoso fechado el 30 de abril de 1965 al Departamento de Estado. Biblioteca Johnson, Archivo de Seguridad Nacional, Historias del NSC (National Security Council), Crisis dominicana 1965, Documentos de apoyo.

[2] Editora de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, “Caamaño frente a la OEA”, 1985, “Acta de la reunión entre la Comisión de la OEA y el gobierno constitucionalista, Pág. 27-39

[3] En ese momento estaban gobernados por dictaduras militares Bolivia, Brasil, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Paraguay, El Salvador y Ecuador. En Argentina el poder militar era el principal, cuestión que se demostró días después cuando fue derrocado el presidente Arturo Illía. Debe tomarse en cuenta que Estados Unidos era, aparentemente un país democrático, pero había invadido una nación soberana como República Dominicana.

[4] La Comisión ad-hoc de la OEA estaba formada por los embajadores Ilmar Penha Marinho, de Brasil quien fungía como Presidente, Ramón Clairmont Dueñas, de El Salvador y Ellsworth Bunker, de Estados Unidos, miembros. En las primeras reuniones la Comisión se hacía acompañar del Secretario General de la OEA, el uruguayo José A. Mora.

[5] Editora de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, “Caamaño frente a la OEA”,  

Este trabajo del ingeniero Hamlet Hermann forma parte de un libro que en la actualidad elabora en torno al gobierno provisional de Héctor García-Godoy Cáceres, desde el 3 de septiembre de 1965 hasta el 1º de julio de1966. En sucesivas publicaciones en HOY, Hermann irá dando a conocer los avances que hasta el momento ha logrado en esta tarea. Las fuentes documentales son, en su mayoría, inéditas y muchos de ellos provienen de los documentos desclasificados del gobierno de Estados Unidos, los cuales fueron mantenidos en secreto hasta el recién pasado año de 2005.

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