Dentro del Gobierno y entre las filas del Partido de la Liberación Dominicana-PLD- hubo pocos defensores de la rendición de cuentas ofrecida por el doctor Leonel Fernández.

Un simple análisis a las páginas y espacios dedicados a la reacción de los líderes de opinión, políticos, economistas y pensadores indicará que el criterio negativo relacionado al discurso fue mayor que el positivo.

La observación hemerográfica indicó que de todas las reacciones aparecidas en la prensa digital hasta el día miércoles en la mañana, el 78 por ciento de las declaraciones fue en contra, en relación sólo a un 26 por ciento que fue a favor.

En los espacios estudiados fue escasas la participación de funcionarios o personalidades del Gobierno.

¿Será que los allegados a Fernández están muy inmersos en sus asuntos particulares o es que se han confiado demasiado en la idea de que todo está bien?

Ante este descuido grave, al Gobierno le favorece el hecho de que en estos momentos no hay una oposición partidaria fuerte y compacta, pues hasta el Partido Revolucionario Dominicano -PRD- ha sido víctima de las estrategias del diestro mandatario morado.

Es evidente que este discurso se dio en un contexto lleno de elementos adversos.

Hay mucha tela por donde cortar. Fernández le sacó el cuerpo a elementos de gran interés nacional y tuvo que valerse de muchos adjetivos y variables subjetivas para camuflagear la difícil situación por la que atraviesa el pueblo dominicano.

Son muchos los planteamientos que al convertirlos en hipótesis resulta muy cuesta arriba poder llevarlos al plano de la realidad.

Se trata de una gestión que virtualmente tiene una década en el ejercicio de la cosa pública. Ya no es tiempo para promesas, sino para presentar hechos concretos.