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LA HABANA (AFP) – El Gobierno de Colombia y la segunda guerrilla del país, el ELN, sostenían el domingo su segunda jornada de conversaciones en La Habana para explorar la posibilidad de un diálogo de paz, en un clima de hermetismo de parte del Ejecutivo, y considerado «aceptable» por los rebeldes.
Tras haberse reunido el sábado por poco más de una hora, el alto comisionado de paz del Gobierno de Alvaro Uribe, Luis Carlos Restrepo, y el jefe militar del Ejército de Liberación Nacional (ELN), Antonio García, continuaron las pláticas en El Laguito, un área restringida del oeste de La Habana.
Algunos de los miembros de la comisión civil garante de los acercamientos retornaron este domingo a La Habana. «Cumplimos nuestra misión de acercarlos, ahora ellos deben ponerse de acuerdo», dijo a la AFP Gustavo Ruiz, integrante del comité, antes de partir.
Hasta ahora Restrepo se ha mantenido alejado de la prensa, fiel a su postura de mantener «prudencia» para, como dijo el viernes en la instalación de la ronda en Cuba, no «crear falsas expectativas» pues no es la primera vez que el ELN tiene contactos de paz con un gobierno, que al final acaban en nada.
García, al contrario, desarrolla una agenda más pública en La Habana y este domingo también se reúne con autoridades de las alcaldías de Bogotá y Medellín y de la gobernación del departamento de Valle (oeste de Colombia).
El ambiente de las conversaciones con Restrepo es «aceptable», dijo el representante rebelde cuando informó a la prensa de la primera reunión el sábado.
«Estamos conscientes de las distancias. Eso no quiere decir que no haya interés y expectativas de avance», añadió el líder militar de la segunda guerrilla de Colombia, de unos 4.000 combatientes.
Según García, se necesita «mayor tiempo y espacio de discusión» para definir las reglas del juego de un diálogo, como el papel que desempeñarían España, Noruega y Suiza, que acompañan los acercamientos de paz, y la sociedad civil.
En ese sentido, García conversa en La Habana con los representantes de Bogotá, Medellín y Valle, donde llegaron al poder por la vía electoral propuestas independientes o de izquierda.
«Hay un comienzo de cambio político que ellos valoran. Parte de la tarea sería, por esa vía, darle un piso más firme a una dinámica de cambios que el país requiere, frente a la cual el ELN tiene una posición muy vertical», dijo Juan Manuel Ospina, secretario de gobierno de la alcaldía de Bogotá.
Para el analista y ex miembro del ELN, León Valencia, presente en La Habana en la instalación de la reunión, las «distancias son muy grandes y los negociadores son duros».
Precisó que el Gobierno quiere un cese de hostilidades y busca sin demoras el desarme y paso a la vida civil del ELN, mientras que esa guerrilla quiere apenas abrir una puerta para discutir una tregua con acompañamiento internacional, para que luego del pacto de paz resulten cambios profundos en el país.
«No podían ser más lejanos los puntos de partida», estimó Valencia, quien advirtió que las partes no deberían desaprovechar que el solo contacto en La Habana atrajo a Noruega, Suiza, España y Cuba y vinculó al escritor Gabriel García Márquez, entre otras personalidades.
El sábado, tras un encuentro con Uribe en la ciudad colombiana de Santa Marta, el presidente venezolano Hugo Chávez hizo un llamado a las guerrillas colombianas y dijo respaldar cualquier fórmula de paz.
«Ya basta de ráfagas de fusilería, de ametrallamiento, de muerte y dolor», expresó al invitar a los rebeldes a llevar a cabo proselitismo político para promover sus ideales.
Uribe, en esa reunión, reveló que fue el gobierno venezolano el que, a petición suya, transportó hacia Cuba al jefe militar ELN para la reunión con Restrepo, la cual podría concluir antes del 22 de diciembre.
