Godoy y el Tratado de Basilea

<p>Godoy y el Tratado de Basilea</p>

REYNALDO R. ESPINAL
El historiador español Emilio La Parra López, en una labor historiográfica digna de encomio, se ha propuesto resituar históricamente la contradictoria figura de Manuel Godoy Álvarez de Faria, mejor conocido históricamente como “Godoy” o “Príncipe de la Paz”

Destacan entre sus trabajos más rigurosos a este respecto, además de su ya conocida biografía sobre dicho personaje, su estudio titulado “La Alianza de Godoy con los Revolucionarios”, fundamental para conocer las circunstancias que caracterizaron la política interior y exterior tanto de Francia como de España en aquel turbulento final del siglo XVIII.

Su nombre está asociado a uno de los episodios más traumáticos de nuestra historia, el tristemente célebre Tratado de Basilea, de julio de 1795, por el que, entre otras tratativas, España cede a Francia sus dominios en la Isla de Santo Domingo.

En nuestra tradición historiográfica, no cabe duda, que el crítico más impenitente de Godoy ha sido Peña Batlle, quien llegó a referirse a la corte de Carlos IV, en la que descollaban María Luisa y Godoy en calidad de primer ministro, como un “amasijo de inmundicias…”

Conviene considerar, sin embargo, que Santo Domingo no fue más que una pieza menor en el gran ajedrez de las luchas imperiales europeas que agitaron a Europa. De ahí la importancia de comprender los intereses geoestratégicos y geopolíticos en juego en la época en que se firmó, por ejemplo, el Tratado de Basilea.

Bien es cierto que la primera actitud de España ante la Revolución Francesa fue de aprensión y de reforzamiento de sus medidas internas para impedir la penetración de las ideas revolucionarias. Los grupos en cuestión estaban divididos, pero predominaron los grupos conservadores que, con Godoy a la cabeza, en 1793 declararon a Francia “La guerra de los Pirineos”.

Cabe decir que desde 1794, cuando iniciaron las negociaciones para poner fin a la guerra, Santo Domingo, como ha significado el historiador español Julio Aróstegui, siempre estuvo en juego para la negociación. La tozudez de Godoy, sin embargo, impidió que los franceses continuarán penetrando territorialmente en España, lo que explica que al firmarse el Tratado en 1795, las concesiones que tuvo que hacer España a Francia fueran más considerables.

Un aspecto del que se habla menos con relación al Tratado de Basilea, es el relativo al interés que durante las negociaciones mostró el Comité de Salud Pública Francesa por obtener para su control el territorio de Luisiana, en el momento, bajo el control de España. Sus ricas plantaciones de índigo, arroz, pieles y maderas, justificaban tal pretensión en un momento en que la economía francesa precisaba de revitalizarse.

La colonia francesa de Haití mantenía con Luisiana un fluido intercambio comercial aunque finalmente la cesión no se produjo, entre otras razones, por las sugerencias de Ruelle, quien había ocupado el puesto de Encargado de Negocios en los Países Bajos y quien argumentaba que una posible cesión a Francia, por parte de España, de dicho territorio, podría acarrear enemistad tanto con el Gobierno de los Estados Unidos como con Inglaterra, dado que estos dos últimos había firmado el Tratado de Jay, en noviembre de 1794, por el que Inglaterra obtuvo activa participación en la explotación de los recursos de Luisiana.

Lo antes dicho explica por qué, posteriormente, Napoleón, cuando alentado por Josefina y la burguesía comercial francesa, acaricia el fallido sueno de reconstruir el Imperio Francés en América, Luisiana jugó en sus cálculos un papel destacado al ser considerada como base estratégica. El sueño napoleónico, como se sabe, fue hecho trizas por la Revolución negra de Haití a la que su cuñado Leclerc no pudo vencer y donde encontró la muerte.

Las variables internas y externas son profundamente significativas a la hora de comprender los fenómenos históricos, de ahí que por muy importante que fuera el papel del “Príncipe de la Paz”, quien cierto es, suplía las deficiencias de Carlos IV, aquilatar los alcances y circunstancias del Tratado de Basilea, implica considerar que el juego de las luchas imperiales europeas cambió radicalmente a raíz del triunfo de la Revolución Francesa, lo que se evidenció significativamente , como sabemos, en los territorios americanos.
reynaldoespinal@hotmail.com

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