Gorriarán Merlo: el hombre que mató a Somoza

Gorriarán Merlo: el hombre que mató a Somoza

  JOSÉ NÚÑEZ
El pasado 22 se septiembre murió en Buenos Aires, Enrique Haroldo Gorriarán Merlo, uno de los últimos exponentes de la guerrilla marxista de los 70, y quien dirigió el comando que mató al ex dictador nicaragüense Anastasio Somoza.

Gorriarán Merlo nació el 19 de octubre de 1941 en San Nicolás de los Arroyos, suburbio al sur de Buenos Aires. Estudió ciencias económicas y luego incursiona en política ingresando al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).

Eran tiempos de iras revolucionarias, y el PRT estaba adherido al foquismo urbano y rural. Varios compañeros de Gorriarán Merlo fueron eliminados por la dictadura militar y sus restos aún no aparecen.

Luego de luchar en la década del 70 en Argentina, Gorriarán Merlo viaja a Nicaragua, en donde une a los sandinistas y participa en la ejecución de Pablo Salazar (llamado comandante «Bravo»), lugarteniente de Somoza; también formó parte de la columna que tomó el palacio presidencial de Managua en 1979.

Somoza huyó, pasando un tiempo en Estados Unidos y luego se asila en Paraguay. Un grupo de guerrilleros argentinos dirigidos por Gorriarán Merlo se ofrece para eliminarlo.

En febrero de 1980 se pone en marcha el plan. Viajan a Asunción. Logran ubicar la vivienda de Somoza a pocas cuadras de una peluquería en la avenida España. Ahí duran cinco meses sin ver al ex dictador. En julio un miembro del grupo vio a Somoza por casualidad en un Mercedes Benz seguido de otro auto similar. La vigilancia continúo hasta agosto.

Colocaron un miembro del comando en un puesto de revistas, y dos más se hospedaron en una vivienda en la avenida España, haciéndose pasar como representantes artísticos de Julio Iglesias. Así se agilizó la comunicación entre el falso vendedor de revistas y la pareja que usaba la casa.

El comando comenzó a buscar armas: pistolas, fusiles M16 y una bazooka. Estaban preparados, pero Somoza desaparece. Pasan un mes sin saber nada, y por poco suspenden la operación. Pero el 10 de septiembre de 1980 el hombre del kiosko de revistas volvió a ver el Mercedes.

Mantienen la vigilia, y el 17 de septiembre del mismo año llega la hora: el falso vendedor usa su radio y sólo dice: blanco, blanco a la vista.

El comando entra en acción. De la falsa vivienda de Julio Iglesias sale una camioneta que bloquea el paso del vehículo de Somoza, un guerrillero toma la bazooka y dipara, pero el proyectil se atasca. Los guardaespaldas de Somoza responden el ataque. En medio del fuego cruzado preparan el segundo cartucho. El proyectil destruye el carro de Somoza: el hombre fuerte de Nicaragua llegaba a su fin.

Veintiséis años después de aquella acción -el 22 de septiembre de 2006- mientras se trataba de un aneurisma en el hospital de Argerich, en Buenos Aires, un paro cardíaco segaría la vida de un personaje polémico, con una vida envuelta en pólvora y metralla, entre la clandestinidad y la cárcel, como lo fue el argentino Enrique Haroldo Gorriarán Merlo. Tenía 64 años.

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