Gotas de mal uso de la autoridad  

Gotas de mal uso de la autoridad  

Las autoridades no parecen darse cuenta que el mal uso dado a sus investiduras, por ignorancia o negligencia, abona cual goteo el irrespeto ciudadano. Y combatirlo con arbitrariedades generaría un círculo vicioso magnificador del irrespeto, agravando la descomposición que sufrimos.

Se debate la publicidad electoral en vehículos, proponiéndose imponerles tributo. Sus proponentes y usuarios, incluyendo autoridades llamadas a hacer cumplir las leyes, electas con aspiraciones de reelegirse, ignoran que obstaculizar la visibilidad de los conductores está prohibido por nuestras leyes. En base a ello, agentes de la PN y AMET han emprendido “operativos” contra vehículos que llevan vidrios entintados. Estaríamos frente al absurdo de imponer tributo a lo prohibido, con lo cual se legaliza. La JCE, facultada para regular campañas electorales, mantiene silencio interpretable como complicidad.

Funcionarios gubernamentales actúan como opositores, denunciando males en lugar de corregirlos, en áreas tan delicadas como las de orden público, cumplimiento de la ética gubernamental y de requisitos para presentarse como candidatos a cargos electivos.

Engañifas gubernamentales siguen a la orden del día. Ahora resulta que la cacareada portabilidad numérica conlleva un tributo de consumidores establecido administrativamente por INDOTEL; organismo que no hace cumplir sus resoluciones atentatorias de la privacidad invadida telefónicamente por agencias de cobros de consumos no efectuados pagados con tarjetas de crédito, en beneficio de bancos que hacen gala del aumento de sus ganancias.

Burocracias creadas transitoriamente, como aquellas ligadas a la capitalización de empresas públicas – CREP y FONPER- se perpetúan atribuyéndose roles que no les corresponden o se multiplican como en el sector eléctrico; contrariando lo esperado y prometido.

La indefensión ciudadana en casas, calles y lugares de aglomeración humana ya hasta inhibe el cumplimiento de la parábola del buen samaritano -tememos pedir u ofrecer ayuda ante cualquier necesitado que nos encontremos en nuestro transitar – ante autoridades que evidencian impotencia al mostrarse peor apertrechados que la delincuencia organizada o abandonando instalaciones en barrios donde se libran batallas.

Procesos judiciales se demoran y distorsionan por expedientes mal fundados procedentes de instancias gubernamentales que no se presentan o lo hacen tardíamente a las sesiones de los tribunales donde se conocen.

Todo ello constituyendo gotas de descomposición susceptibles de rebosar inconformidades sociales que no sabemos adónde puede conducirnos ante la presencia de injerencismos impulsadores de unificación de nuestra Isla.

Sobre todo cuando oficiales haitianos enrostran nuestro desapego al cumplimiento de las leyes, poniéndose como ejemplo de ello, a pesar de mantener la ruta del carbón; abochornándonos con un nuevo regaño luego del recibido cuando la fiebre aviar afectó nuestra industria avícola.

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