En política y en la vida diaria se combinan eventos casuales con causales, a veces paradójicos y hasta pueden parecer absurdos, pero yendo a las raíces, responden a una lógica del momento histórico junto a una suerte de posibilidades y probabilidades. Gregorio García Castro no era político partidista, su vocación innata era la comunicación, el periodismo en todos los escenarios que tuvo a su alcance y hasta en los imaginarios que pudo visualizar.
Su vida fue meteórica y cinematográfica, marcada por heroísmo y culminada su vida física como martirologio por la libertad de expresión y la libertad de prensa.
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Como un joven provinciano, traído desde Santiago a la capital a los dos principales diarios de la época (La Nación y El Caribe), quien rápidamente es elevado por el poder político a ocupar una diputación y a la vez escogido como vocero el día de su juramentación, junto a otros tres jóvenes brillantes abogados, Manuel Antonio Jiménez Rodríguez (Manolín), Luis Dhimes Pablo (diputado) y Euclides Gutiérrez Félix. Senador, quien también pronunció un encendido discurso en su hemiciclo; ¿Cómo ese joven provinciano que después del ajusticiamiento de Trujillo es “elegido” para dirigir la más poderosa emisora del país y del Caribe, Radio Caribe, con 50 kilos de potencia? ¿Cómo este joven periodista, Gregorio Garcia Castro, se ve envuelto entre dos golpes de Estado, en la transición hacia la democracia, con vaivenes y conspiraciones?
Lo primero, antes de entrar, entre los dos golpes de Estado, es subrayar lo que estaba pasando en las postrimerías de la dictadura trujillista de 31 años, entre 1960-1961:
1) Enfrentamiento de la iglesia católica
2) Contradicciones con USA.
3) Contradicciones con Rómulo Betancourt, Presidente de Venezuela
4) Sanciones de la Reunión de Cancilleres, en San José, Costa Rica, por el atentado a Rómulo Betancourt
5) Asesinato de las tres hermanas Mirabal
6) Contradicciones con notables familias mocanas, allegadas al régimen (De la Masa, Díaz, etc.)
Todo ese escenario tomó a Trujillo acorralado políticamente, aquí y en el exterior. Un asesoramiento, que se dice externo, norteamericano, le planteó al dictador que:
a) Tenía que tener legisladores que no fueran levanta manos, que fueran críticos, ajeno al régimen, sin vínculos con el viejo gobierno.
b) Necesitaba una emisora diferente a La Voz Dominicana, dirigido por Petán (General J. Arismendy Trujillo), con un equipo profesional y técnico de primera calidad.
c) Legalizar los partidos comunistas, el PSP y el MPD, y que estos abrieran públicamente sus locales.
Todo ese plan de “renovación de ideas”, así lo llamó en un artículo en 1991 en Ultima Hora y luego Bernardo Vega “entrecomilla” esa frase refiriéndose al mismo tema. El artículo fue una misiva aclaratoria al mismo historiador y al editor de biblioteca, José Rafael Lantigua, sobre la actuación de mi padre en esos meses de la postrimerías y del primer Consejo de Estado.
GOYITO Y EL GOLPE DE ECHAVARRÍA
Desde diciembre de 1961, Gregorio García Castro venia denunciando la conspiración militar del general Pedro Rafael Ramón Rodríguez Echavarría. Ya en enero de 1962 Gregorio era el director general de Radio Caribe. Entonces las ametralladoras le impidieron entrar a la emisora.
Goyito saboteó la emisora para que los golpistas no pudieran usarla. Entonces, el 17 de enero de 1962 García Castro hace una elocuente alocución y se dirige al pueblo, a civiles y militares, para que rechacen el golpe de Echavarría.
El teniente coronel Rafael Tomas Fernández Domínguez (futuro ideólogo de la Revolución Constitucionalista y futuro Héroe Nacional) asume este discurso y se dirigió a la base aérea de San Isidro y apresa al general Rodríguez Echavarría y demás golpistas y liberó a los miembros del Consejo de Estado y los llevó al Palacio Nacional, donde los instaló, quedando el Lic. Rafael F. Bonnelly como presidente al Consejo de Estado. Ya Balaguer estaba en la nunciatura, asilado, rumbo al exilio a NY.
Días después, Gregorio García Castro viaja a Nueva York, entrevista a Balaguer, trae la cinta magnetofónica y la pasó en su programa Panorama de Actualidad, en Radio Comercial, y la publicó en el periódico Renovación , causando revuelo.
Ese es el famoso discurso de la destrujillización, donde Balaguer dice respecto de su paso por la dictadura de Trujillo: “Es cierto que yo tocaba los merengues, pero también es cierto que ustedes lo bailaban”.
Bonnelly organizó las elecciones que ganó Bosch, tal como Goyito lo había pronosticado en una de las cartas y memorándum que le dejó a Balaguer en NY, y que él publicó en su “Memoria de un Cortesano de la era de Trujillo (Págs. 319/331).
Gregorio pronosticó que si había elecciones limpias, Bosch las ganaría y que los cívicos eran capaces de proclamarlo y después “escamotearle el poder”, como efectivamente ocurrió con el golpe de estado del 25 de septiembre de 1963.
El triunvirato deportó a Bosch, a Goyito y funcionarios del gobierno a Puerto Rico. A otros dominicanos “de la lista negra” los deportó a NY, Miami, Venezuela, Aruba, etc.