Gozones arrasacontodo

Gozones arrasacontodo

Se atribuye al escritor argentino Julio Cortázar haber creado una suerte de “caracterología excéntrica” al escribir “Historias de Cronopios y Famas”, a comienzos de los años sesenta. Aunque Cortázar dijo que estos relatos eran puros juegos literarios y describió los Cronopios como “seres verdes húmedos”, también hizo el esbozo de las personalidades correspondientes a cronopios, famas y esperanzas. Los cronopios: idealistas, sensibles, anticonvencionales; los famas: rígidos, organizados, sentenciosos; las esperanzas: indolentes, aburridas, ignorantes.Desde entonces, en el mundo de los artistas, está vigente la clasificación psicológica de Cortázar. Fulano de tal, se dice, es creativo y talentoso: es un cronopio; pero zutano, no es más que una fama, rutinario e inerte.

Los neurólogos clásicos establecieron la biotipología consabida: pícnicos, atléticos, melancólicos. Mi madre clasificaba los niños con los que yo jugaba en tres categorías: apocados, turbulentos y sensatos. El hombre común de todos los tiempos fijó un orden general: valientes, cobardes, indiferentes. Según el criterio de Mingo Revulgo esto equivale a “bravucones, pendejos y echados a muerto”. Pero es necesario inventar otras clasificaciones -para habitantes de las ciudades contemporáneas-más acordes con el gusto de sociólogos y antropólogos de la cultura. Vivimos en una época de violencia generalizada: piratas en Somalia, terroristas en Nigeria, Irak, Afganistán; guerras en Siria, Israel, Turquía: tenemos fanáticos religiosos en una docena de países.

Además, estamos sometidos a un exceso de información sobre todo cuanto ocurre en el mundo. Sabemos qué clase de drogas usa el artista tal o cual; también nos consta que este o aquel personaje es pederasta o bisexual. Revistas y periódicos publican reseñas acerca de estafas de banqueros, de malversaciones de políticos en ejercicio, de fortunas acumuladas por narcotraficantes, sobre sacerdotes y obispos que hacen negocios turbios o faltan a sus votos de castidad.

Las redes de “Internet” tienden a no dejar espacio para la privacidad. La pornografía se sirve “a la carta”. Hombres y mujeres del mundo de hoy, frente al contexto señalado, reaccionan con temor; se defienden o se adaptan. Unos se vuelven “imperturbables” a los estímulos externos; otros, aprovechan rápidamente cualquier oportunidad de ganar dinero; los más, se suman a la corriente principal de “hedonismo participativo popular”. Son tres grupos: encallecidos, arrasacontodo y gozones.

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