[b]Señor director:[/b]
El 16 de agosto próximo finalizan nuestras funciones al frente de esta institución, tarea que viene desarrollándose desde la Dirección de la Oficina para la Promoción de Inversiones de la Presidencia de la República (OPI-RD) y del Centro Dominicano de Promoción de Exportaciones (CEDOPEX), cuya fusión dio origen a la creación de este Centro de Exportación e Inversión de la República Dominicana (CEI-RD), mediante la Ley No.98-03 del 17 de junio del 2003.
Ha sido una tarea muy ardua, en la cual hemos puesto, junto a nuestro equipo, todo el empeño para que en este período de gobierno que preside Su Excelencia, Ing. Hipólito Mejía, pudiera la nación disponer de una herramienta eficiente, dinámica y actualizada, en el importante tema del comercio exterior, vital para el desarrollo del país y para la adecuada utilización del recurso que ofrecen los acuerdos bilaterales y multilaterales, en los cuales está inserta nuestra República.
Hacemos propicia la ocasión para expresarle nuestras sinceras gracias por su valioso apoyo y contribución al buen desempeño de nuestra gestión. Partiremos, con la satisfacción del deber cumpliendo, a nuestro que hacer privado, donde nos encontraremos, como siempre, a su disposición.
Con sentimientos de consideración y estima, le saludamos,
Muy atentamente,
Ing. Danilo Del Rosario Valdez
Secretario de Estado
Director Ejecutivo
[b]Política de austeridad[/b]
[b]Señor director:[/b]
Nadie osaría negar que ante la gran crisis económica y moral que nos vapulea, las nuevas autoridades deberían implantar un régimen de auténtica austeridad evitando el uso improductivo del dinero que nuestro pueblo, sacrificando su consumo, pone en sus manos para que lo invierta en hacer fructificar los bienes y recursos nacionales y en mejorar el bienestar general. Esto último significa, tal como dijera Felipe González, redistribuir la renta nacional para que los más pobres tengan empleo y puedan comer y también, aumentar la inversión en saluda y educación.
Hoy muchos medios disponibles para diseñar una política de austeridad en el gasto público pero todos confluyen en el principio de no hacer gastos innecesarios.
En esa inteligencia y luego de cavilar sobre lo ocurrido en la insólita ingerencia de Agripino Núñez y los embajadores extranjeros en la suspensión de los cómputos de las votaciones del 16 de mayo y la proclamación extemporánea del ganador de su preferencia y acto seguido, la reunión cumbre del presidente entrante y el saliente, nueva vez con Agripino, los embajadores y el español Felipe González para comprometerlos a aplicar más impuestos al pobre pueblo dominicano, se hace evidente que deberíamos comenzar por clausurar el Palacio Nacional, convirtiéndolo en un museo de interés turístico.
El país ahorraría un dineral dejando de pagar la abultada nómina y los gastos de mantenimiento de Palacio y el Presidente de la República tendría su oficina en la Pontificia Universidad Católica, Madre y Maestra (PUCMM), otra en la Embajada de los Estados Unidos y otra en la de España, que son como todos sabemos, los centros de autoridad de donde reciben sus instrucciones. Se ahorrarían por esta causa numerosos gastos superfluos en viajes y diligencias de Agripino y los embajadores a Palacio con importante economía de tiempo.
Para evitar recelos y rozamientos, Agripino concertaría con las embajadas de España y de los Estados Unidos un horario equitativo de nuestro Presidente en sus respectivas sedes y en los días de visitas, se izaría simbólicamente el pabellón dominicano junto a las banderas de ambos Estados, como gesto de cortesía a nuestra nación.
Atentamente,
Pedro Manuel Casals Victoria