BRUSELAS.— Gran Bretaña y Rusia se acusaron mutuamente el miércoles de duplicidad y desconfianza, mientras diplomáticos en el principal organismo mundial de control de armas químicas buscan dar algo de claridad al envenenamiento de un exespía ruso y su hija en Inglaterra.
Durante una reunión especial para hablar el caso en la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) en La Haya, Holanda, diplomáticos británicos rechazaron una oferta de Moscú para llevar a cabo una operación conjunta sobre el caso del “perverso” ataque con una neurotoxina.
El ofrecimiento de la investigación es una “táctica de distracción y desinformación diseñada para evadir preguntas que las autoridades rusas deben responder”, dijo la delegación británica.
Londres, respaldado por sus aliados estadounidenses y europeos, culpa a Moscú por el ataque del 4 de marzo contra Sergei Skripal y su hija Yulia en la ciudad de Salisbury, una acusación que Rusia niega tajantemente.
El encuentro del miércoles fue convocado a petición de Moscú, el cual está presionando a Gran Bretaña a que entregue evidencia de su acusación de que Rusia es responsable.
El caso ha llevado las relaciones entre Rusia y Occidente a su punto más bajo desde la Guerra Fría, con la expulsión mutua de diplomáticos.
En Moscú, el jefe de inteligencia ruso dijo que el envenenamiento era un montaje de Estados Unidos y Gran Bretaña.