Gran convención empresarial

Gran convención empresarial

Hasta dónde el sector que produce las riquezas puede influir en el destino nacional habrá de observarse en los días por venir, ha de verse si el verdadero interés para que el país se mantenga como nación y progrese con el siglo seguirá en manos de demagogos o pasará a ser dirigido por productores de los bienes que la Nación precisa para mantenerse, sin vivir de rodillas ante naciones poderosas, como hasta hoy ha sido.

Quienes tuvimos oportunidad de observar el desarrollo de la gran convención empresarial, pudimos darnos cuenta como ha avanzado la ideología productiva en el país, cómo se organiza y comporta la gente que tiene que perder, comparada con las tenidas políticas que realizan los partidos, la diferencia es del cielo a la tierra.

El grupo de empresarios recientemente reunidos en el Hotel Jaragua, previa convocatoria formal, dio un ejemplo de democracia ordenada y persuasiva, como jamás se ha visto realizar por partido político alguno en el país, cada tema fue sometido y tratado en comité especializado, libre y abierto a la discrecional asistencia y participación, cada cual pudo exponer libremente y sin intromisión alguna sus argumentos, solicitar se incluyan pareceres en las decisiones y, mas aún, se hizo revisar y aprobar, punto por punto, en la asamblea general cada resolución aprobada por los comités. A nuestro humilde entender, las resoluciones de las Naciones Unidas no se realizan más libremente y el orden observado no lo supera una corte de justicia. Lección que los partidos deben aprender para organizar sus reuniones.

Resta conocer cómo habrá de apreciar el país los trabajos realizados en ese encuentro y cómo influirán las intenciones del empresariado en el futuro manejo de las actividades productivas y su aprovechamiento, no por el gobierno que sólo sabe gastar sin producir, sino más que nada por la población consciente, la cual ha de dar la importancia que merece la labor de quienes se preocupan por la crisis que agobia la existencia del dominicano en su propio país, crisis cuyos culpables sólo han sabido crear, sin tener a mano idea alguna como salir de ella; sólo el sector productivo, en la convención que acaba de celebrar, aporta ideas útiles que precisa sirvan de pauta para el normal desenvolvimiento de las actividades productivas, por encima de los demagógicos intereses que se empecinan en predominar sobre el verdadero interés nacional.

Debe tenerse en cuenta que los asistentes a la convención son en su mayoría personas solventes, cuyos ahorros les permiten vivir cómodamente donde les plazca, sin tener que soportar crisis alguna; sin embargo, en el encuentro de marras y el consecuente documento que dio por resultado esa convención, quedó demostrado que el interés primordial del empresariado es el país, la patria que les vio nacer y donde cada uno hemos de esperar una muerte tranquila, satisfechos del deber cumplido.

Uno de los relevantes aspectos que caracterizaron la convención fue el estricto apego a las normas existentes, aún cuando muchas son adversas a intereses particulares, las reglas de juego, las leyes vigentes fueron celosamente defendidas, adversas o favorables fueron siempre esgrimidas con decisión y absoluto apego durante las discusiones, por encima de cualquier interés particular primó el ordenado interés del país, lo que dio al encuentro relevante autoridad moral, la cual ha de servir de freno a los partidos políticos, cuyas veleidades e intereses particulares se destacan por encima de toda norma moral y convivencia civilizada, mostrando el más olímpico desprecio por el destino de la nación.

Corresponde al país, en su conjunto, dar irrestricto apoyo al empresariado nacional, poner sobre los hombros de cada hombre de empresa, la responsabilidad de mantener su esfuerzo y dedicación para sacar el país de la crisis en que le han metido políticos irresponsables con sus diatribas e irracionales ambiciones, el sector productivo ha de echar a un lado el lazo que ata al empresariado a un gobierno improductivo y derrochador, dar riendas sueltas a las inversiones creadoras de fuentes productivas de todo género, capaces de crear las riquezas que el país precisa, para mantener su independencia y el sitial que le corresponde ocupar en el conjunto de naciones solventes, productivas y creadoras de los bienes que requiere su población, sin depender de avasallantes empréstitos, deudas que recaen sobre los más pobres, como en la actualidad han comprometido la Nación los espurios intereses políticos que predominan sobre el verdadero interés nacional.

Publicaciones Relacionadas