Gran deuda con el sector salud

Gran deuda con el sector salud

El Estado tiene una gran deuda con el sector salud. Sus débitos no se contraen a salarios y otras prestaciones de médicos, paramédicos y enfermeras, que actualmente negocian mejoras. Le debe en demasía a la infraestructura hospitalaria, a la funcionalidad de las áreas de muchos centros, y hay una deuda de puntualidad en cuanto a los trabajos de remodelación. Las inversiones oficiales en actualización de centros de salud están rezagadas en comparación con sus diligentes asignaciones en otros sectores.
Hospitales emblemáticos como el Salvador Gautier y el Vinicio Calventi, por citar únicamente dos, están en situaciones deplorables, con funcionalidad limitada por un deterioro estructural de larga data. Y medio centenar de centros asistenciales están sometidos a procesos de remodelación que marchan a paso de tortuga, muchos de ellos por falta de pago de cubicaciones. La situación afecta por igual a hospitales de autogestión.
Invertir en todo lo que tiene que ver con salud debe ser tan prioritario como la inversión en producción de alimentos y otros sectores. No se puede dejar caer la infraestructura y la funcionalidad hospitalaria en un país que tiene una altísima proporción de su población fuera de la seguridad social. Hay que mejorar los esfuerzos para saldar toda la deuda acumulada con el sector salud.

Más orientación sobre el peligro

Es muy doloroso ver la pérdida de siete vidas jóvenes por una mezcla de causas que involucran imprudencia y falta de previsión de autoridades. Las alertas contra tormentas debieron bastar para que organismos oficiales tomaran las previsiones necesarias para evitar que pequeñas embarcaciones pudieran hacerse a la mar, como ocurrió en el caso de los nueve excursionistas que zozobraron en Samaná. Tal vez debió disponerse vigilancia costera como medida de precaución.
Muchos ahogamientos se producen en este país por insuficiencia de previsión, basada precisamente en la posibilidad de que alguien cometa la imprudencia de lanzarse a las aguas sin estar en condiciones de hacerlo. La probabilidad de imprudencia es un factor de riesgo que las autoridades deberían tener muy en cuenta.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas