Gran diferencia: la misericordia

Gran diferencia: la misericordia

Es una triste realidad el hecho de que muchas almas se pierden por la desconfianza en la misericordia del Padre. Esto se ve claro hasta en los apóstoles de Jesús. Fijémonos en Pedro y Judas. Ambos lo negaron y traicionaron, sin embargo Judas desconfió y se alejó, suicidándose, pero Pedro aceptó la mirada de amor de Jesús, se arrepintió llorando amargamente sus pecados y volvió a su lado, y llegó a ser su primer vicario en la tierra.

Por tanto, he aquí la gran diferencia, la confianza en la misericordia y nuestra correspondencia a su amor.

Hoy es la Fiesta de la Divina Misericordia, la cual imagino muchos conocen pero debido a su gran importancia en nuestra vida espiritual, nunca son muchos los esfuerzos para que esta devoción se pueda propagar en todos los rincones de la tierra.

Se celebra el domingo después de la resurrección gracias al deseo de Jesús mismo quien se lo reveló para toda la humanidad a la Hermana Sor Faustina Kowalska canonizada en el año jubilar del 2000 por nuestro Santo Padre.

Santa Faustina, fue una religiosa polaca de la Consagración de Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia cuando estaba en pleno apogeo la Segunda Guerra Mundial y muchas almas recibieron gracias de conversión y de fortaleza al practicar esta devoción que se nos da a conocer a través de una bella estampa de Jesús que intentaré describir a continuación: En esta imagen aparece Jesús con la mano derecha bendiciendo y de su costado salen dos rayos de luz, uno blanco y el otro rojo y debajo la inscripción: Jesús, en ti confío!

Los colores rojo y blanco representan la sangre y el agua que salieron del costado de Jesús en el momento que un soldado se lo traspasó con su lanza colgado en la cruz redentora. (Jn 19, 34).

La sangre evoca el sacrificio de la cruz y el don eucarístico; el agua, nos recuerda el bautismo, y el don del Espíritu Santo.

Bella imagen que nos da la clave para aprender a recibir el amor de Cristo: Su mirada! Cito unas bellas palabras de nuestro querido Papa Juan Pablo II:

«En efecto, no es fácil amar con un amor profundo, constituido por una entrega auténtica de sí. Este amor se aprende sólo en la escuela de Dios, al calor de su caridad. Fijando nuestra mirada en él, sintonizándonos con su corazón de Padre, llegamos a ser capaces de mirar a nuestros hermanos con ojos nuevos, con una actitud de gratuidad y comunión, de generosidad y perdón. ¡Todo esto es misericordia!»

Para los interesados en asistir a la celebración de esta Fiesta y conocer mayores detalles de esta bella e importante devoción pueden llamar a la Capilla de la Divina Misericordia al 560 8423 situada en la Avenida 27 de Febrero, esquina Carretera Manoguayabo.

Ojalá que este mensaje de luz y esperanza se siga difundiendo por todo el mundo, y nos mueva a la conversión, borrando los odios, y uniéndonos en el amor.

Digamos con toda nuestra entrega y confianza: «Cristo, Jesús, en Ti confío».

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