Con el grito de Capotillo, que inició la guerra de la Restauración, un 16 de agosto de 1863, República Dominicana comienza a dar pasos firmes hacia la recuperación de la soberanía, la democracia y su identidad local.
Para los amantes de la historia es, sin dudas uno de los acontecimientos de mayor trascendencia de la República.
El historiador Juan Daniel Balcácer, lo describe como una guerra de liberación nacional y social, en la que la participación del campesino dominicano fue vital en la lucha contra la anexión a España, teniendo repercusiones inmediatas en la región y el continente.
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“Considero que proclamar la República en 1844 fue un hecho más fácil, que la difícil empresa que sobrevino después, en el sentido de sostener y defender la Independencia Nacional a la largo de la guerra dominico-haitiana. En el caso de la Restauración, es importante destacar que generó de nuevo una actitud y decisión firme por parte del pueblo de defender su identidad nacional”, consideró Balcácer.
“Volvimos a ser un Estado libre e independiente”, son algunas de las expresiones del también historiador Welnel Darío Féliz, quien es de los que comparte que con la gesta restauradora del 16 de agosto 1863, surge un nuevo liderazgo político y militar en el país.
“Los héroes de la Restauración son muchos. Desde 1861 la heroicidad estuvo presente”, expresa. Cita en el plano militar en el sur al general José María Cabral, en la batalla de La Canela; así como Pedro Florentino y Ángel Félix. Mientras que en el norte, destaca a la bravura de hombres como Cayetano Germosén, Santiago Rodríguez y Gaspar Polanco (este último lo califica como el principal adalid de La Restauración), sin dejar atrás a Pepillo Salcedo, Benito Monción y Gregorio Luperón. En el plano de la política, Welnel Darío Féliz hace mención de honor a uno que fue vicepresidente del gobierno restaurador, Ulises Francisco Espaillat y al ministro de la guerra Pedro Francisco Bonó.
Para el filósofo y presidente de la Comisión de Efemérides Patrias, Juan Pablo Uribe, a partir de esta ejecución bélica, iniciada por 14 hombres, el fuego de la liberación nacional se fue encendiendo contra el colonialismo, los traidores, los indiferentes y los que dudaban de la fisonomía independiente de la patria dominicana.
“Nuestras victorias revolucionarias encontraron eco en gran parte del mundo. Hay que recordar que batallas como la de Guayubín el 18 de agosto, la de Santiago el 6 de septiembre, la de Arroyo Bermejo el 29 de septiembre de 1863, entre otras no dejaban dudas de la fuerza espartana de los dominicanos”, puntualizó Juan Pablo Uribe.