Gran expectativa

Gran expectativa

El período de gobierno que se inicia hoy, encabezado por el doctor Leonel Fernández en la presidencia de la República, y el doctor Rafael Alburquerque en la vicepresidencia, será una prueba dura para la democracia dominicana, por muchas razones.

Su poder emana de un respaldo extraordinario de votos expresados en elecciones libres; voto masivo de todos los sectores, en todo el territorio nacional y en algunas ciudades del extranjero. Su alto nivel de legitimidad es incontrovertible.

Ese anhelo convertido en una bandera electoral triunfante tiene, a su vez, grandes expectativas. 

El doctor Fernández llega a la presidencia de la República en un momento en que el deterioro de las finanzas, la producción, los servicios y el contexto internacional no contribuyen a que encuentre un terreno fértil para que su administración logre fácilmente el éxito que los dominicanos que lo han respaldado esperan con impaciencia.

La situación es muy clara: un gobierno escogido masivamente para que aporte soluciones a una situación muy grave y muy dura para todos.

Por años hemos escuchado a gobernantes gritar a todo pulmón que no pueden aportar soluciones a problemas porque fueron heredados de anteriores administraciones.  Ya no hay excusas de ese tipo.  Ahora todos sabemos que el entrante presidente Fernández fue uno, quizás el que más, expuso durante la campaña electoral la dura realidad que golpeaba –y aun golpea- a los dominicanos en los últimos 18 meses.  Nadie puede esperar a un rey Midas que convierta en oro todo lo que toca, pero tampoco la gente está dispuesta a aceptar años de excusas y esperas para la solución de problemas que no admiten dilación si se hiciera un orden de prioridades tomando a la nación y a sus hijos como los verdaderos motivos para gobernar y administrar los bienes de la República Dominicana.

El gobierno del presidente Fernández y del Partido de la Liberación Dominicana tienen que poner en tensión todas sus energías para escuchar a un pueblo que los respaldó cuando reclame –en total consonancia con la Constitución y las leyes- hospitales decentes adonde puedan acudir los enfermos a buscar alivio y no tropiecen con aguas negras en las salas de emergencia o panales de avispas en los salones de internamiento; la gente que respaldó a Fernández y al PLD le va a pedir que las envasadoras de gas propano sirvan el carburante a las amas de casa que ahora no lo tienen, energía eléctrica para empresas, oficinas y hogares de la que hemos carecido en forma dramática desde mayo pasado, y un clima de respeto a la vida y control de los violentos que cada día siembran el terror en calles, plazas y barrios de todas las ciudades del país.

Si se gobierna con honradez, con la atención puesta en la voz de la gente y con la espada desenvainada contra quienes se acercan al Estado para corromper sus instituciones y vender favores a corruptos del sector privado, la batalla por el buen gobierno estará bien encaminada.  Si, por el contrario, la voz del pueblo, de sus instituciones, de sus espacios de opinión y de sus líderes en los distintos ámbitos es acallada o ignorada, es difícil conjugar todos los factores que ahora convergen sobre el país en este momento y salir con éxito de la prueba.

Ya el doctor Fernández fue presidente de la República en el período 1996-2000.

Es de esperar que sabrá empeñarse para que al final de su período de cuatro años los dominicanos puedan sentirse orgullosos de los servicios que ha prestado a la nación y lo recuerden como el presidente que condujo a la nación de una situación crítica a la recuperación del camino del crecimiento económico, de la equidad social y del fortalecimiento de las instituciones democráticas.

Deseamos al nuevo presidente de todos los dominicanos que complete su equipo gobernante con personas leales y capaces, honestas y dispuestas a levantar la moral de un país que ha estado sacudido por duras tempestades y que no quisiera, ni por asomo, soportar nuevas pruebas y peores sacrificios.

Al doctor Fernández, al doctor Alburquerque y al gabinete que estará al frente del gobierno les deseamos buen desempeño, mucho éxito y que los resultados sean compartidos por todos los dominicanos.

Estaremos, como siempre, atentos a los éxitos para reconocerlos, y sensibles, muy sensibles, a los desaciertos. Es nuestro deber y no estamos dispuestos a abandornarlo.

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