Gran ovación a Placido Domingo en el 50 aniversario de su debut en el Liceo Rosa Díaz

Gran ovación a Placido Domingo en el 50 aniversario de su debut en el Liceo Rosa Díaz

 Barcelona.- En pie, el público del Gran Teatro del Liceo dedicó una larga y cálida ovación hoy a Plácido Domingo en el 50 aniversario de su debut en este teatro barcelonés, donde el gran cantante lírico interpretó al protagonista de la ópera de Verdi “Simon Boccanegra».

A sus 75 años, este gran tenor sigue actuando en la voz de barítono porque para él “lo máximo es poder seguir estando en el escenario”, tal como ha dicho emocionado cuando, al finalizar la función, la directora artística del Liceo subió al escenario a entregarle un pastel de aniversario.

A Plácido Domingo se le quebró la voz al querer agradecer los aplausos, pero fue el único momento, porque durante la representación estuvo entero y volcado en su papel.  A pesar de que algunos críticos le reprendieron en alguna ocasión por alargar su carrera cuando la voz empieza a fallar y refugiarse en la tesitura de barítono, el público, lejos de castigarle, le premió hoy con un lleno absoluto.

Plácido se debe a su público, ya lo dijo en la rueda de prensa que ofreció esta semana cuando llegó a Barcelona- “Por supuesto la voz no es eterna, pero mientras esté bien y el público llene los teatros, seguiré cantando. El público es quien lo tiene que decir, ni yo ni los críticos».   Si el público tiene la última palabra, Plácido Domingo va a seguir actuando. Así lo dijo hoy- “ya tengo previsto volver el año que viene al Liceo y también los próximos si Dios quiere, y ustedes también».

“Es todo un señor”, dijo emocionada una mujer en la platea mientras aplaudía, y es que realmente, en lo dramático, Domingo sigue siendo un actor de talento, con carisma y presencia escénica, creíble en todo momento en su personaje de Simon Boccanegra, que comienza la ópera como un joven marino y envejece 25 años para la segunda escena. “Simon Boccanegra” narra la historia de un líder de pasado truculento que accede al poder por métodos poco ortodoxos pero que, una vez convertido en regente, ejerce como un hombre honesto y generoso.

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