Gran parte de oposición cubana prefiere que Obama gane elecciones de EE.UU.

Gran parte de oposición cubana prefiere que Obama gane elecciones de EE.UU.

 

   La Habana,  (EFE).- Buena parte de la oposición interna de Cuba prefiere que el próximo presidente de EE.UU. sea el demócrata Barack Obama y no el republicano John McCain, porque considera que el primero, con su propuesta de reducir la confrontación, favorece las reformas en la isla.

   El economista Óscar Espinosa, uno de los 75 opositores condenados en la oleada represiva de 2003, piensa que un triunfo de Obama en las presidenciales de noviembre sería «muy positivo para Cuba» y supondría «el cambio de una política que en la práctica ha servido de coartada para mantener el totalitarismo en Cuba y ha sido muy dañina».

   «Una actitud flexible como la de Obama pudiera alentar a los sectores reformistas presentes en el Gobierno, en el partido (comunista) y en la sociedad cubana», declaró a Efe Espinosa, que tiene licencia extra-penal por motivos de salud.

   El también disidente Vladimiro Roca, de Todos Unidos, explicó a Efe que «la propuesta del candidato demócrata es la más sensata», pero también la menos conveniente para el Gobierno cubano, porque «rompe el esquema de plaza sitiada que trata de mantener para justificar la represión y la cerrazón».

   «En cambio, McCain ayudaría a la línea dura y el enfrentamiento verbal para mantener el planteamiento de que son una plaza sitiada por la mayor potencia del mundo», agregó.

   Entre tanto, diplomáticos y analistas esperan a ver cómo actuará el presidente Raúl Castro en un escenario en el que su hermano Fidel no dictará el discurso oficial desde la tribuna de oradores por primera vez desde 1959, aunque escriba columnas de prensa rudas con McCain y agridulces sobre Obama.

   Aunque convaleciente desde julio de 2006 -no se conocen imágenes suyas desde enero pasado-, el ex presidente de 81 años ha comentado las elecciones primarias de demócratas y republicanos en sus artículos titulados «Reflexiones», que divulgan los medios de comunicación de la isla, todos estatales.

   Castro criticó a Obama en mayo por anunciar que mantendrá el bloqueo y decir que en la isla hay una dictadura, pero también afirmó que es, «desde el punto de vista social y humano, el más avanzado candidato», y que «no ha sido responsable de los crímenes cometidos contra Cuba y la humanidad».

   Incluso anotó que no defiende más a Obama porque «les haría un enorme favor a sus adversarios».

   En cambio, ha acusado a McCain de «instrumento de la mafia», y lo ha llamado débil en situaciones difíciles, mentiroso y defensor de terroristas, entre otras lindezas.

   El disidente Manuel Cuesta Morúa, del moderado Arco Progresista, destacó, sin embargo, que «el discurso y la posible elección de Obama no llegan en buen momento porque, aunque resulte paradójico, para que el Gobierno pueda controlar las reformas inevitables, necesita más a McCain que a Obama».

   «Creo que la presión de Obama sería mucho mayor, porque el ‘imperio’ (como dice el Gobierno) perdería visibilidad para el pueblo cubano», agregó.

   Analistas consultados por Efe opinan que la perspectiva de un nuevo presidente norteamericano que ponga contra las cuerdas la política de confrontación obligaría a La Habana a replantear su estrategia con Estados Unidos.

   «Obama resultaría un reto mucho mayor, porque McCain es más de lo mismo, la política de confrontación, que es la pecera en la que se mueven», indicó un observador, y agregó que habría que ver «si los mecanismos están preparados» en Cuba para responder a un presidente con otro planteamiento.

   Aún sin descartar confrontaciones puntuales, por ejemplo cuando la campaña lleve a los candidatos a Miami (EE.UU.), plaza fuerte del exilio cubano, la mayoría de los consultados coincide en que el Gobierno de Raúl Castro mantendrá un «bajo perfil» en los próximos meses.

   Para un observador occidental, respecto a estas elecciones el factor determinante en la isla es que «por primera vez no está Fidel».

   «La posición del Gobierno ante la campaña presidencial no puede más que ser de bajo perfil, porque ya no hay discursos y no es igual hablar haciendo un discurso agresivo que escribir una nota en el diario», explicó.

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