Gran tema escamoteado

Gran tema escamoteado

Es vergonzoso que los políticos dominicanos no se atrevan a tocar el tema de los inmigrantes haitianos indocumentados. Este asunto ha estado ausente en los debates electorales de la campaña que acaba de concluir. Solo “de vez en cuando” se hace referencia a “las presiones internacionales” que recibimos de las grandes naciones para que “abramos nuestras fronteras” y les dotemos de documentos de identificación dominicanos. En ocasiones la discusión se limita a las reglas de derecho constitucional sobre el concepto de ciudadanía. Surgen entonces las cuestiones de la pretendida “apatridia”, respeto por los derechos humanos de inmigrantes y, entre religiosos, la pertinencia de la misericordia ante los desvalidos.
La altísima densidad de población en Haití es cosa sabida, pues aparece en todos los reportes de la ONU; también la altísima incidencia de enfermedades contagiosas en Haití ha sido señalada mil veces por la Organización Mundial de la Salud. Es de dominio público que los haitianos han destruido sus bosques. Ahora, para producir carbón vegetal, invaden el territorio dominicano y derriban nuestros árboles. Quiere decir que se trata de un problema con múltiples aspectos: demográficos, ecológicos, sanitarios. Pero, además, la presencia masiva de inmigrantes pone en peligro la viabilidad de nuestro sistema de seguridad social. Parturientas haitianas y enfermos de todas clases, abruman hospitales y clínicas.
La sobrevivencia del sistema de servicios médicos, hospitalarios y quirúrgicos, de los planes de pensiones, depende de contribuyentes individuales y de recursos del Estado. Es un asunto actuarial, de matemáticas financieras. No podremos aguantar la embestida de la mitad de una población extranjera. A esos retos demográficos, ecológicos y sanitarios, tendremos que añadir un tremendo problema administrativo.
Estos temas deberían preocupar a nuestros líderes políticos, sindicales, académicos, de comunicación. No abordaremos hoy conflictos comerciales, culturales, o estrictamente políticos, entre Haití y RD.
El presidente Medina se ha empeñado en una admirable cruzada contra el analfabetismo de los dominicanos. Paradójicamente, todos los días llegan legiones de analfabetos extranjeros que se incorporan a nuestra sociedad. Educación, salubridad, demografía, seguridad social, conservación de los bosques, están implicados en ese problema migratorio que no queremos enfrentar. Después de contar los votos, los políticos descubrirán que tienen un elefante echado en la cocina: los inmigrantes.

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