POR ODALIS MEJIA
Las  granceras que extrajeron materiales durante años del río Nizao inician  el cese de operaciones a partir de hoy, pero dejan daños “irreversibles” a las terrazas ribereñas, al romper la capacidad de explotación del cauce del acuífero, cegando su fondo.

Además, esas empresas dejan una contaminación por sedimentos y vertido de combustibles “altamente preocupante”, que impide la regeneración del cauce y altera los conductos de agua.

De acuerdo a la última evaluación ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente, elaborada a finales de 2005, además de las extracciones intensas, las nueve granceras del área del Nizao muestran un mal manejo al uso de combustibles.

 Dice que sus tanques de almacenamiento se encuentran desprotegidos, lo que puede ocasionar una contaminación al subsuelo en caso de derrame accidental.

Señala que el agua subterránea también es contaminada no sólo por las descargas de sedimentos, sino también por lubricantes provenientes de las maquinarias usadas en el proceso de extracción, lo que consideran “totalmente preocupante”.

El informe señala que “el vertido diario de sedimentos de muchas de estas empresas tiene como consecuencia el cegamiento del fondo del cauce del río, en un largo tramo aguas abajo”.

Explica que el vertido de los sedimentos “ impide la regeneración del cauce en los tramos inferiores, altera los conductos de agua, tapa los poros de los materiales en el acuífero, lo que disminuye la velocidad del flujo”

Se estableció además que todas las empresas realizan sus actividades de extracción de material por debajo del nivel de las aguas subterráneas.

De acuerdo al estudio, ninguna de las granceras  realizó los estudios necesarios para justificar la construcción de lagunas profundas fruto de las extracciones de agregado  por debajo del nivel freático.

Agrega que como consecuencia de estas actividades, “las lagunas resultantes del proceso de extracción en el cauce del río, las terrazas aluviales y zonas de inundación, transforman “irreversiblemente el territorio ribereño”.

Señala además que estas excavaciones de material con formación de lagunas, transforman la dinámica de las aguas subterráneas, alteran los niveles de vulnerabilidad del acuífero, exponiéndolo a la contaminación.

Por tanto, el informe refiere que la forma en se desarrollan estas operaciones presentan incompatibilidad con el medio ambiente, se sugiere elaborar una propuesta dirigida a caracterizar el desarrollo, planes de manejo y “cumplimiento ambiental” de cada una de las empresas que opera en el cauce y terraza aluvial del río Nizao.

Las evaluaciones técnicas fueron hechas a las empresas Agregados Consolidados, Alba Sánchez, Grancera Mon Brea, Marcano y Asociados, Agregados Nizao,  Mateo Industrial, Agregados del Sur, Tavarez Industrial y Sucesión Guzmán. 

El informe indica que con excepción de Alba Sánchez, que lleva a cabo un proceso de producción de agregado de una manera más adecuada, las observaciones para cada  una es literalmente la misma, ya que “nos encontramos con la misma situación de operación y manejo de cada uno de sus componentes en cada empresa visitada”.

De acuerdo a Medio Ambiente las nueve empresas del Nizao procesaban un promedio diario de 6,700 metros cúbicos de materiales.

La resolución 16-07 del pasado mes de agosto, ordena el cese definitivo de las extracciones en los ríos y establece que al 10 de febrero de 2008 todas las maquinarias de las granceras hayan sido retiradas de la zona.

Sin embargo, las autoridades no han contemplado aún un programa de remediación ambiental que deberá ser cubierto por los que ocasionaron los daños, en este caso las granceras, como lo establece la Ley 64-00.