POR ERIC NUÑEZ
ATENAS (AP).- Grecia rindió homenaje ayer a su pasado y resaltó su presente en una fastuosa y exuberante ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, que volvieron a su cuna.

Nikolaos Kaklamanakis, campeón olímpico de vela en los Juegos de Atlanta en 1996, se encargó de encender el pebetero al colocar la llama en un especie de brazo de unos 30 metros que se levantó lentamente en uno de los extremos del Estadio Olímpico.

Se trató de un momento que más de uno creyó que no se iba a dar tras años de demoras en la construcción de las sedes y la persistente presión para que se robusteciera el mayor dispositivo de seguridad en la historia olímpica.

«Grecia está aquí y decimos presente. Estamos listos. Hemos esperado mucho por este momento»»»», declaró la jefa del comité organizador Gianna Angelopoulos Daskalaki, arrancando el aplauso de unos 75.000 espectadores.

Bajo la maqueta de un árbol de olivos, el presidente del Comité Olímpico Internacional Jacques Rogge dijo: «Necesitamos paz, necesitamos tolerancia, necesitamos hermandad»»»».

También instó a los deportistas que «nos demuestren que el deporte une al hacer omiso de las barreras nacionalistas, políticas, religiosas y de lenguaje»»»».

Fue una bienvenida épica con un acto extravagante, en el que se invocó la mitología griega, civilización y cultura.

En una época marcada por el temor al terrorismo, los griegos confían hacer que el mundo se olvide de eso y otras penurias para disfrutar con 16 días de competencias.

La ceremonia empezó con una cuenta regresiva de 28 segundos en la pantalla del estadio, cuya construcción se completó sobre la hora. Tal numeración obedeció a las 28 justas realizadas tras las de 1896 en Atenas, acompañadas por el sonido amplificado del latido de un corazón.

Tras un despliegue de fuegos artificiales, los cinco anillos olímpicos fueron encendidos en el medio de un mar artificial en la mitad del campo.

«­El gran momento llegó!»»»», gritó el anunciador en el estadio. «­Juegos Olímpicos: Bienvenidos a Grecia!»»»».

Acto seguido, empezó el desfile de las 202 delegaciones, encabezados por el pesista griego Pyrros Dimas.

La gran novedad fue el cambio en el orden del desfile. Debido a que el orden fue determinado por el alfabeto griego, el primer país en desfilar fue la isla caribeña de Santa («Agia»»»») Lucía.

Los paraguayos llevaron un cartel con un mensaje que rezaba del «horror a la esperanza, arriba Paraguay»»»», en aparente ilusión al incendio en un supermercado de Asunción que mató a más 400 personas a comienzos de mes.

El velerista argentino Carlos Espínola, el saltador cubano Iván Pedroso y el clavadista mexicano Fernando Platas estuvieron entre los abanderados de sus respectivos países.

Una de las mayores ovaciones se las llevó la delegación de Irak, reinsertada en la familia olímpica.

Al iniciar la ceremonia, cientos de percusionistas marcharon en el estadio y un chico desde la réplica de un barco navegó por el recinto, haciendo flamear una banderita griega.

En otros segmentos, un centauro –la figura mitológica de mitad hombre y mitad caballo– arrojó una jabalina y enseguida aparecieron otros retazos de la historia griega.

El dios del Amor, Eros, revoloteó sobre dos amantes que bailaban y se besaban apasionadamente en el agua.

Para Grecia, los juegos representan además una oportunidad de zafarse la reputación de un rincón provinciano e indisciplinado de la Unión Europea.

El derroche de lujo para la apertura representó una victoria para los griegos, que pese a las dudas de propios y extraños pudieron conseguir tenerlo todo a tiempo.

Pero el precio saldrá muy caro. El costo de los juegos es inmensamente superior a los de hace cuatro años en Sydney: un friolera de 7.200 millones de dólares, que incluso podría topar los 12.000, según algunos estimados.

No todo salió acorde a los planes para los griegos, ya que el país despertó con la noticia de que los velocistas Kostas Kenteris y Katerina Thanou están hospitalizados tras sufrir un choque en motocicleta, horas antes de que un panel del COI se reuniera para determinar si ambos eludieron un control de dopaje.