En una nación, el éxito comercial está determinado por factores entre los que hay tres vitales. Por un lado, empresarios dispuestos a invertir sus capitales para competir en mercados, por el otro lado, un Estado que garantice reglas de juego que apuntalen el esfuerzo empresarial y estimulen el emprendimiento, y en tercer lugar, una estrategia de país que unifique a los sectores público y privado en la tarea de optimizar las capacidades para innovar y competir con acrecentadas posibilidades de éxito.

Lo anterior pretende resumir la sabia visión de conjunto para hacer del país una verdadera potencia comercial, expuesta por representantes del sector productivo que participaron en el panel empresarial “Rompiendo Paradigmas Hacia la Innovación y la Competitividad”, organizado por la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE). El de estos empresarios es un llamado a crear las sinergias necesarias para enfrentar los retos de un comercio internacional dinámico y exigente, y así motorizar el progreso nacional.

En base a estos postulados, estamos retados a mejorar la educación, alinear las academias con las empresas para formar los recursos humanos que demanda el mercado, mejorar la estructura fiscal, allanar las vías del crédito, quebrar el monopolio del transporte y fomentar innovación y emprendimiento para lograr competitividad y éxito.

Hay que actuar con mano dura

Pasar en rojo un semáforo es un acto que debería tener consecuencias penales y prisión. Y más cuando ese acto deja personas lesionadas, como ocurrió el jueves en la intersección de las avenidas John Kennedy y Doctor Defilló, donde un irresponsable conduciendo un minibús del transporte público atropelló a dos muchachas estudiantes, causándole a una de ellas fracturas en ambas piernas y otros traumatismos. Para colmo de irresponsabilidad, el autor de este atropello huyó del lugar, dejando abandonadas a las escolares.

Sucesos como este son muestra del grado de irrespeto por la integridad de las personas y por las leyes que se practica en este país. Es un acto común que choferes de “voladoras” en competencia por un pasajero, se salten en rojo los semáforos sin reparar en las consecuencias de su irresponsabilidad.