Grata sorpresa

Grata sorpresa

POR LUIS MANUEL PIANTINI
El debate sobre la bondad o no de la medición de las Cuentas Nacionales, surge cada vez que el Banco Central informa sobre un nivel de crecimiento económico satisfactorio, que a la oposición le molesta, comenzando a desprestigiar a esa institución y a denostar a los técnicos. Hemos señalado, que esa institución es la primera en admitir, que dicha medición debe de ser actualizada, y sobre la misma se darán los resultados durante el presente semestre del año.

Pues bien, señalábamos en un artículo anterior, que el mayor peso de nuestra economía lo constituyen las amplias actividades del Sector Servicio, que son intangibles y por lo tanto, más difíciles de medir que si fuera una producción de bicicletas, o de machetes, o de navajitas de afeitar, siendo estos bienes tangibles o que se pueden tocar.

Los intangibles están formados por el valor agregado a la economía, generado por el servicio que presta un mecánico de taller en arreglar un carro o en un astillero o el servicio de lavanderías, salones de bellezas, transporte de pasajeros, librerías, cines, talleres de diseños de publicidad y de modas que ya forman parte de nuestras exportaciones y que no se captan en las estadísticas, colegios y universidades privados  que dan servicios de enseñanzas, que han proliferado enormemente en el país y que tampoco se capta dentro del total del Producto Interno Bruto (PIB) el valor total que el país dedica a la educación.

Al igual que las estaciones de radio, de televisión y periódicos que ofrecen servicios de información a la comunidad, o los llamados “call centers” o el Internet, con el cual puedes obtener información y transferir conocimientos al instante entre dos extremos geográficos como son la India y América, y que han reducido enormemente el tiempo de labor y el costo de transacción.

Todos estos son servicios que no están siendo computados en las Cuentas Nacionales, la mayoría, actividades de la llamada economía informal o subterránea  que generan ingresos (costureras, sastrerías, amoladores, herrerías y carpinterías en patios, vendedores ambulantes, abogados, ingenieros, etc.) que en países como el nuestro, de elevados impuestos y falta de suficientes plazas en la llamada economía formal, constituye alrededor de una tercera parte de las actividades económicas.

Recientemente señalaba en un articulo, que la China descubrió al revisar sus Cuentas Nacionales, que su PIB era 17% mayor al que reportaba, y que de ese faltante, 93% correspondía a las actividades del sector servicio, adicionando US$ 265 mil millones mas al flujo de ingreso anual que genera su economía. Y eso paso en China, que hasta años recientes era una economía controlada y planificada por el Estado.

En un reciente artículo publicado por la revista Businessweek online bajo la autoría de Michael Mandel, Steve Hamm y Christopher J. Farell,  se señala que los negocios en los Estados Unidos estaban invirtiendo US$ 1 trillón mas al año que lo que los números oficiales muestran, que el ahorro del sector privado en vez de ser negativo es positivo, que el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pago es mucho menor y que la economía esta creciendo mas rápidamente que lo que muestran las cifras oficiales.

Ellos basan sus observaciones en el hecho, de que la economía norteamericana es una economía que esta cada vez mas sustentada en el conocimiento, o sea en las ideas e innovaciones, y que estos efectos no están siendo capturados por las estadísticas como afirma el economista Charles Hulten de la Universidad de Maryland.

Señalan que la metodología de medición del PIB norteamericano, se ha tornado obsoleta a estos cambios, y que su base esta centrada en la metodología de cálculo que desarrollo el famoso economista Simón Kuznets, tan lejano como en la década de los años treinta del pasado siglo, como una herramienta para conocer lo que pasaba en la economía y prever con anticipación sus cambios y evitar crisis tan devastadoras como la gran depresión del 1929. Era la época en que la producción de bienes agrícolas e industriales tenía un mayor peso en esa economía, que la producción de servicios que hoy representa mas del 60% de su PIB. 

Inclusive Alan Greenspan, Presidente de la Reserva Federal hasta el pasado mes de enero, aplicó desde la pasada década una política monetaria basada en el criterio, de que la productividad de la economía norteamericana era mayor que la que se reportaba, así como que las variaciones de precios en la medición de la inflación eran menores que las calculadas y que por tanto, permitían acomodar una mayor expansión monetaria que la que los números sugerían. Y fue correcta su apreciación, pues no se originó ninguna presión inflacionaria y se produjo un aumento en la actividad económica reportada y una caída en la tasa de desempleo.

El problema que existe  con la medición de los precios de los artículos, se debe a los rápidos cambios tecnológicos que anualmente se introducen en su producción, ya que estos pueden mantener los mismos precios, sin embargo puede que el producto sea mejor y mas eficiente mejorando la calidad de uso, que no se mide ni se le da valor, caso de las computadoras, que aumentan la productividad del trabajo y reducen los costos marginales.

Hasta finales de la pasada década, la Oficina de Estadísticas de los Estados Unidos, estuvo renuente a admitir estos cambios y a introducirlos en sus cálculos, basada en el criterio de la dificultad y escasa certeza que existía para medir lo producido por estos servicios. No obstante, según dichos autores, en algunas recientes mediciones realizadas por dicha oficina, se ha determinado que la producción de software, que no se incluye en la medición del PIB, tiene un gasto anual de US$ 150 mil millones, mayor a los US$100 mil millones de la industria de hardware, que si se incluye en su medición.

También dicha revista midiendo  los gastos en investigación y desarrollo (R&D) de las diez mayores corporaciones norteamericanas, determinó un aumento de 42% (US$ 11 mil millones) desde el año 2000, gastos que no se incluyen en el calculo del PIB, pero que tendrán un fuerte impacto positivo en su futuro comportamiento, en contraposición a un aumento de solo 2%, menos de US$ 1 mil millones, en los gastos de capital, que si se incluyen en dicho calculo.

Dichos autores señalan, que adicionando los gastos en inversión de los intangibles, investigados por Hulten y Carol Corrado y Daniel Sichel de la Reserva Federal, el gasto total de inversión en los EUA, en vez de declinar como ha acontecido durante las ultimas tres décadas,  aumentaría del 18.3% del PIB, como actualmente se reporta, a 25.2% del PIB, coeficiente mayor al 23.8% de la década de los años setenta, explicando el porque del elevado nivel de productividad de esa economía.

Ciertamente, el crecimiento del PIB de los EUA ha sido mayor que el de la Unión Europea durante los últimos 15 años. Resultado entre otros, del porque pese al reportado enorme déficit en cuenta corriente de balanza de pagos, el dólar se mantiene apreciado en relación al euro.

Y es que, como reportan dichos autores, según Ricardo Hausmann ex economista principal del BID y actual Director del Centro Internacional para el Desarrollo de la Universidad de Harvard, de incluirse todos los intangibles del conocimiento, que le reportan ingresos y beneficios a la economía norteamericana, en la cuenta corriente de la balanza de pagos, y no en la cuenta de capital, el déficit realmente desaparecería.

La economía norteamericana

Otro elemento que le ha reportado enormes ventajas a la economía norteamericana con relación a la europea, es la flexibilidad en la política migratoria, aliviando la presión en sus gastos previsionales, y la rápida integración de esa inmigración a la cultura norteamericana, donde son acogidos sin prejuicios, facilitando su incorporación al trabajo.

Dichos autores estimaron en US$ 50 mil millones anuales, el  aporte en conocimiento de los inmigrantes a la economía norteamericana, por el nivel  educativo que poseen al ingresar a ese país. Situación inversa sucede en la República Dominicana, donde la población nativa que expulsamos, posee mayor nivel educativo y mejor salud que la que atraemos, constituyéndose esta en una carga para la sociedad dominicana.

Debido a este problema de obsolescencia en la metodología del cálculo de las Cuentas Nacionales en la economía norteamericana, los críticos impenitentes nacionales, deberían de acusar a las autoridades de ese país de estar ocultando y maquillando cifras.

Y aquí en pocos meses podrían tener la sorpresa, de que lo que esperaban que fuese menor con tanta obstinación, ahora podría ser mayor para su desagradable sorpresa, pero una muy agradable para la Nación Dominicana.

Aunque tal vez dichos resultados  se queden mancos y cojos, como en la medición norteamericana, al no incluir la diversidad de servicios que hoy forman parte de las actividades productivas de la economía dominicana.

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