Una ofensiva tributaria parece darse con el apriete de clavijas burocráticas aumentando la presión fiscal por vía administrativa, incluyendo tasas por servicios públicos subidas a discreción. Modificaciones unilaterales que ignoran el compromiso nacional de firmar antes un pacto fiscal que relacione los impuestos con la forma de gastarlos por el Estado. Modificar de repente (aun con cierto fundamento legal) el alcance de los tributos sin medir sus efectos sobre las actividades productivas y de lícito comercio, es tomar un camino que ya genera incertidumbre. Por de pronto eleva de forma imprevista el costo de operaciones y reduciría rentabilidades en sectores importantes.
Podría llegar incluso a oprimir financieramente a los generadores de empleos existiendo un mega Estado de costo extraordinario para los contribuyentes sin ser por ello eficiente. Un país que ha sobrepasado la racionalidad al crear empleos y cargos privilegiados con sueldos altos, más las onerosas nominillas. Aquí crece el Producto Bruto Interno pero no el uso masivo de la mano de obra, y s extienden los barrios marginados, carenciados y vulnerables (para utilizar tres de los adjetivos en los que encaja en su diversidad la miseria de muchos dominicanos). Está también la gran legión de jóvenes que no estudian ni trabajan. Un Pacto fiscal es imprescindible para evitar dispendios y gravar sin perjuicio de la producción y las inversiones.

El usual recurso de emigrar

Tres mil dominicanas trabajando estilismo y peluquería en un país económicamente dinámico como Panamá expresa el alto volumen que mantiene el éxodo de los criollos que aparecen por todo el mundo, incluyendo la fraterna vecina del istmo que en un gesto complaciente decidió integrar a esas migrantes al sistema de seguridad social. Precisamente: muchas de las que se fueron de aquí han de haber padecido las insuficiencias e injusticias del régimen de asistencia social. Esta nación transita de viejo, y con apogeos, el camino de la expatriación creando comunidades en el exterior. Todavía hoy cuando tanto se habla de crecimiento y la gente está conforme con el estilo presidencial, la brecha entre ricos y pobres sigue anchándose y las encuestas reflejan que es alta la proporción de dominicanos que aspira a forjar su futuro en otras tierras.