Grave error del senador Kennedy

<p>Grave error del senador Kennedy</p>

VÍCTOR GÓMEZ BERGÉS
Ha causado extrañeza que un hombre de Estado con más de cuarenta años en el Senado de su país, que se supone debe estar bien informado, sobre todo cuando va a tocar temas que se refieren a uno que no es el suyo, haya incurrido en errores relacionados nada más y nada menos que con la Constitución de la República Dominicana.

El peso de la palabra de un senador, sobre todo si es norteamericano y más aún si es un Kennedy y algo más significativo, desde el mismo recinto del Congreso de esa gran Nación, tiene incidencia más allá de sus fronteras. Por tanto puede ayudar o dañar la reputación de un país pequeño como el nuestro, que lucha desesperadamente por salir de la pobreza que le asfixia.

Las declaraciones aparecidas en los diarios nacionales en ocasión de un premio otorgado a la ciudadana haitiana Sonia Pierre, el senador norteamericano parece desconocer, por lo que debe aclarársele, los requisitos que exige nuestra Constitución para hacer ciudadano dominicano los hijos de extranjeros, pues no se concibe que con un staff como el que tienen los congresistas de Estados Unidos, no se cercioraran acerca de las regulaciones imprescindibles para otorgar nuestra nacionalidad.

Bastaba con que consultaran su embajada aquí, para que hablara con propiedad y la verdad en las manos.

Vamos a transcribir para su edificación lo que dice el artículo 11 de la Constitución dominicana y advierta que hizo una afirmación equivocada: “Son dominicanos: todas las personas que nacieren en el territorio de la República, con excepción de los hijos legítimos de los extranjeros residentes en el país en representación diplomática o los que estén de tránsito en él”.

Se reputan “de tránsito” de acuerdo a nuestra ley adjetiva y Jurisprudencia sentada por la Suprema Corte de Justicia, todo extranjero que su ingreso al país no sea legalizado, o bien que si su ingreso es legal se le determine por el visado correspondiente el tiempo que podrá permanecer en territorio dominicano. Los haitianos que cruzan irregularmente a diario la frontera son ilegales, como ilegales son los dominicanos que viajan en yola a Puerto Rico y los latinoamericanos que sin documentación entran a EU por la frontera con México. Pronto dejarán de entrar por esa vía.

Por tanto yerra el senador Kennedy al afirmar que “los trabajadores (haitianos) y descendientes son considerados ilegales”, agregando otro dato igualmente erróneo al afirmar “que son sometidos a abusos y rechazados por el Gobierno dominicano y la población”, como si República Dominicana no tuviera un mandato expreso de nuestra Carta Magna para regular la permanencia de los extranjeros en nuestro territorio como acabamos de demostrar y como lo hace igualmente el gobierno de Estados Unidos.

Además es también equivocada la afirmación de que nuestra “población” rechaza los haitianos. Quizás sería conveniente que Ted Kennedy visitara República Dominicana, se trasladara a la zona de la Frontera, caminara las calles de Santo Domingo y las principales ciudades del interior como Santiago, La Romana, San Pedro de Macorís, Barahona o Villa Altagracia, para que pueda apreciar personalmente, cómo trabajan aquí los haitianos, en su mayoría ilegales, en la industria de la construcción, en los campos recolectando café, cortando arroz o vendiendo en infinidad de puestos ambulantes, las ricas frutas tropicales, e invitarlo a visitar el entorno del Mercado de la avenida Mella, llamado el “pequeño Haití” para que compruebe las falsedades que le han hecho llegar de que nuestra población “abusa” de nuestros vecinos.

Por otro lado, de dónde saca Gay McDougal, miembro del jurado que otorgó el galardón a la señora Pierre, que “el nivel de violencia contra los inmigrantes haitianos y sus descendientes en República Dominicana es alarmante”. Se trata de otra mentira, naturalmente inducida también.

Pero hay algo más lamentable y doloroso y es que esas expresiones fueron dichas delante de “representantes del gobierno dominicano -y ninguno- tomó la palabra”, como señala la agencia de prensa internacional France Press, para aclararle al senador Kennedy lo que dice nuestra Constitución, pero además, que no rechazaran que “su Gobierno” maltrata a los haitianos que residen aquí. El que calla otorga pensaría el senador y sus acompañantes. Qué feo y humillante papel hicieron esos compatriotas diplomáticos admitiendo con su silencio, las falsas imputaciones hechas frente a ellos!!.

Tenemos que convenir que por cosas como éstas y las de que “fue con revólver” que el FMI exigió al gobierno los nuevos impuestos que el pueblo rechaza unánimemente, que los dominicanos están repitiendo cada vez en mayor número, que estas autoridades no defienden el país ante ningún escenario, nacional o internacional, con lo que se vienen desdiciendo de los enardecidos pronunciamientos que hacían en beneficio de los pobres o con vehemente ardor patriótico en el pasado. Si Bosch los viera se avergonzaría de ellos y se arrepentiría de su última obra política.

Definitivamente, si el premio Robert Kennedy querían otorgarlo a un ciudadano/a haitiano para insistir en lo que hace tiempo se viene percibiendo como una política dirigida a que los dominicanos acojamos a más de un millón de haitianos ilegales que residen en el país, para que éstos no insistan en entrar ilegalmente a Estados Unidos, no era necesario usar esas falsas informaciones que el “Black Caucus” norteamericano hace llegar al Congreso de su país, y que tanto daño le hacen a República Dominicana.

El gobierno debería defender nuestro país con dignidad, como ellos tanto reclamaban cuando era un grupo de neófitos, lo que, por muchas cosas que vemos a diario, no han dejado de ser.

Gobernar un país demanda capacidad, conocimiento, sensibilidad y experiencia y seis años no han servido de nada, a no ser para muchos enriquecerse a costa del hambre de las mayorías, quizás por eso, ven sin sonrojarse, cómo por errores elementales de un gran líder mundial se le hace daño a nuestro país.

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