Efectivamente, los griegos necesitan de la concurrencia de todos sus poderosos dioses de la Mitología para que los defiendan de la intransigencia de endiosados líderes europeos que pretenden un esquema de “solución” a la que ni Hércules, Zeus, Apolo y demás podrían sobrevivir.
Grecia, clasificado como país desarrollado, es uno de los más pobres de la Unión Europea y de los que más ha sufrido la brutal crisis que estalló en 2008. Su punto crítico pasa por una deuda de 358 mil millones de dólares que no puede pagar. Casi la mitad de la deuda se concentra en cuatro países: Alemania, Francia, Italia y España. Lo cierto es que su ingreso al Euro no impidió que el gasto público aumentara un 50% de 1999 a 2007 y que, consecuentemente, su deuda se fuera por encima del 60% del PIB que la eurozona tiene como límite. Hoy se estima que es del 177%. El actual gobierno de “izquierda”, surgido como consecuencia de la crisis y su impacto social, reconoce que sus antecesores estuvieron permeados por la irresponsabilidad y la corrupción y está dispuesto a tomar medidas pero no puede ahogar más a una población al borde de la desesperación.
Al perder el acceso al crédito sus socios de la Unión, por temor de una cesación de pagos, o default, acordaron un rescate multimillonario con la condición de medidas de austeridad – recortes del gasto, más impuestos, reformas de las pensiones y el mercado laboral – que muchos expertos – entre ellos Krugman y Stiglitz, premios Nobel de Economía – , y el actual gobierno, estiman que empeoraron la situación y éste esgrime la necesidad de un rescate adicional de 29,100 millones de euros. Alrededor del 25% se ha contraído la economía griega por el paquete de austeridad que se le impuso, acentuando con ello la necesidad de créditos externos. Las consecuencias sociales no pueden ser más dramáticas: 26% de desempleo – entre los jóvenes es del 60% -. Mientras exigen reducción de las pensiones el 45% de los pensionados son pobres y se calcula que la mitad de los hogares depende en buena medida de las mismas. El 40% de los niños se encuentra en el umbral de pobreza, 2,5 millones de griegos ya son pobres y otros 3,8 están a punto de serlo. Desde el 2009 Grecia redujo la plantilla pública en 200 mil trabajadores y el costo salarial en unos 10 mil millones de dólares anuales.
Stiglitz, que califica como indignante la propuesta europea, ha sentenciado: “La exigencia (por parte de los acreedores) de que (Grecia) llegue a un superávit fiscal de 3.5% antes de 2018 es una garantía de que el país seguirá experimentando una depresión»… «Para mi es obvio que la austeridad ha fracasado. ..”.
Para el gobierno griego la intransigencia europea, habiendo aceptado la mayor parte de sus propuestas, es “humillante”. Al escribir estas líneas no se conocía el resultado del referéndum pero todos tienen otra pregunta: ¿se trata de una obsesión económica fundamentalista o simplemente una estrategia para sacar a un gobierno indeseable?