Grecia se “desarmó unilateralmente” al pagar deuda, dice expolítico de Syriza

Grecia se “desarmó unilateralmente” al pagar deuda, dice expolítico de Syriza

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, archivo

Atenas.  La decisión del Gobierno de Alexis Tsipras de seguir pagando la deuda helena mientras negociaba con los acreedores fue un “desarme unilateral” que impidió todo “camino alternativo”, en palabras del entonces ministro adjunto de Defensa y ahora portavoz de Unidad Popular, el grecoargentino Kostas Ísijos.

“En los siete meses de Gobierno Syriza pagó todas sus deudas. Eso había que haberlo dejado de hacer antes de la negociación. Uno se desarma unilateralmente si mientras está negociando se queda sin reservas.

Esto se ha hecho para no tener un camino alternativo, no fue un accidente”, dice Ísijos en una entrevista con Efe a pocos días de las elecciones anticipadas griegas.

Ísijos, quien fue uno de los que se rebelaron contra el rescate y que junto al exministro de Energía Panayotis Lafazanis se escindieron de Syriza para formar el nuevo movimiento de izquierdas Unidad Popular, asegura que la corriente más radical del partido se mostró desde un principio contraria a seguir pagando las cuotas, y que Tsipras siguió adelante pese a que la mayoría del Comité Central estaba en contra.

Ahora Unidad Popular acude a los comicios adelantados con un claro mensaje- solo saliendo de la eurozona, Grecia tiene posibilidad de regresar al crecimiento.

“Creemos que no podemos impedir la salida del euro. La eurozona no es solo un sistema de moneda única sino de valores hegemoniales, liberales, ultraliberales, con una hegemonía del capital financiero alemán”, sostiene Ísijos, quien cree que el camino alternativo de Grecia deba pasar por cerrar acuerdos bilaterales y multilaterales con otros países y con la comunidad de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

La filosofía de los préstamos del BRICS -que ofreció a Grecia ser el primer país que podría pedir un crédito- se diferencia claramente de las otras instituciones, dice Ísijos,   En lugar de dar una cantidad de dinero a cambio de devolverlo en diez o veinte años, ofrece préstamos basados en el crecimiento económico y social.

“Así el que te presta sabe que lo va a volver a cobrar, a diferencia del que te presta y a la vez está haciendo todo lo que puede para que no crezca la economía, y para que pierdas tu soberanía.

Por eso están comprando la tierra, el agua, las islas, la compañía eléctrica, e incluso los hidrocarburos debajo del de Marzo que todavía no hemos explotado”, añade.

Unidad Popular cree que estos créditos bilaterales y multilaterales deben constituir la base financiera para organizar la transición hacia un modelo de moneda nacional.

“Necesitamos planes de emergencia para que a la gente no le falte nada y para que no gaste dinero… Tenemos que tener reservas energéticas, de medicamentos y de alimentos básicos para poder equilibrar los datos negativos que tendremos con la devaluación”, explica este griego nacido en Argentina hace sesenta años, como nieto de emigrantes helenos.

Como ejemplo cita el caso de un jubilado que de cobrar 700 euros pasa a percibir 700 dracmas, “por darle un nombre a la moneda».

“Tenemos que ver cómo se puede hacer para que ese jubilado tenga sus medicamentos y sus alimentos básicos gratuitamente, para frenar el choque de una devaluación del 10 %, 15 %, 20 % o 25 %”, explica y añade que se trata únicamente de un tiempo de transición hasta que “la devaluación se estabiliza y podemos empezar a exportar más y a importar menos».

Pero una de las claves principales de un nuevo modelo de crecimiento social es contar con el “capital humano».

En los últimos años han abandonado Grecia 220.000 jóvenes a causa de la crisis, un capital humano que, según Ísijos, hace falta para desarrollar un “plan de optimismo”, en la agricultura, en la pequeña industria, en las cooperativas, en las pymes, en el sector público.

Ísijos reconoce que la ruptura de Syriza, un partido que él cofundó, duele como cuando se rompe una relación sentimental con alguien con el que se ha compartido vivencias y memorias.

Pese a ello, cree que “uno tiene que elegir lo que es correcto para nuestros hijos, para las próximas generaciones, porque el sentimiento tiene que quedar por detrás del pensamiento político programático de estos momentos».

La conciencia política fluye por su sangre. Ísijos se fue de Buenos Aires en 1976 durante la dictadura de Jorge Videla para evitar empuñar un arma y combatir contra los suyos y se refugió junto a su familia en Toronto, Canadá.

Allí estudió Ciencias Sociales en la Universidad de York y empezó su andadura política en las filas de las juventudes comunistas, una trayectoria que mantendría cuando, con 22 años, llegó a Europa.

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