Gregorio García Castro a 34 años

Gregorio García Castro a 34 años

ENRIQUE GARCÍA FRÓMETA
Este miércoles 28 de marzo se cumplen 34 años del vil asesinato político que cegó la valiosa vida del periodista Gregorio García Castro. Fue precisamente un miércoles, fatídico día que en su tenebrosa noche a las 9:20 p.m., en la calle Mercedes casi esquina José Reyes de la Zona Colonial, tres matones de la Policía Nacional acribillaron a balazos al autor de En Un Tris…, lectura de mayor cobertura de opinión que se recuerde en las últimas décadas y una de las columnas más leídas y releídas del diario nacional en toda su historia.

Ese año 1973, apenas a un mes y 12 días de la muerte del héroe nacional Presidente Francisco Caamaño Deñó, asesinado en las montañas de Ocoa tras su desembarco en Caracoles, constituye uno de los períodos de mayor represión política, censura a la prensa, violación a los derechos civiles y políticos ciudadanos y quizás el único año de los 12 nefastos del caudillo reeleccionista, que mueren dos figuras estelares de diferentes áreas del quehacer nacional, en este caso de la política y del periodismo, como Caamaño y Goyito. Hubo años que murieron mayor cantidad de militantes políticos, unos más conocidos que otros, pero todos víctimas del mismo régimen que hoy los desmemoriados quieren atribuir a la «Guerra Fría», como si estos últimos no fueron un solo factor, no la determinación de voluntad político-criminal de ese estatus que represivo y bandolero imperante.

Un demócrata gobernando no hubiera permitido tanta sangre inocente, aunque hubiera tenido que irse de mando, aún así. Eran esos 12 años, los de más despotismo y represión, calcada del trujillismo. Ese despotismo de perseguir conciencias y atropellos opositores, de acallar voces y de seguir y seguir sin importar la forma de permanecer varios períodos consecutivos en el poder…?

Ese poder hegemónico, mediático, conservador de ese oscuro estatus quo de muerte y represión, esas garras hicieron que sólo se juzguen a tres autores materiales, se procesaron durante cuatro años, se descargaron por supuesta insuficiencia de pruebas (sobrando testimonios y evidencias), se apeló, y se dictó una sentencia clandestina el 20 de octubre de 1980, la cual se conoció por primera vez en el año 2000 (20 años más tarde), después de la investigación dispuesta por el actual Presidente de la Suprema Corte de Justicia, doctor Jorge Subero Isa. Conocido ese adefesio jurídico, pues el clamor era que se fallara, cuando en esos 20 años se desconocía el resultado del mamotreto, entonces se ha pedido mediante varias instancias una revisión de la casación, en virtud de la nulidad o inexistencia de la sentencia clandestina dictada sin constituir un tribunal, sin un juicio oral, público y contradictorio y sin notificar a las partes. Nuevamente vamos a solicitar la revisión de la casación vía el Procurador General de la República, a la Suprema Corte de Justicia.

El tranque está en el Ministerio Público que paradójicamente en gobiernos reformistas hacía causa común con la parte civil, acusando, ahora en esta supuesta democracia, calla, silencia.

El poder político delegado en el Procurador General de la República tiene la facultad de dar la opinión para que ese gran mamotreto jurídico vuelva a juzgar. ¿A qué le teme este Ministerio Público? ¿Por qué tanto tecnicismo?

Esa sentencia clandestina, sin argumentos, impuesta por voluntad balaguerista no tiene ningún valor jurídico y su nulidad arrastra prescripción y todo tecnicismo.

¿Este gobierno seguirá el ejemplo del anterior que nos dejó en el limbo? ¿Con el mismo miedo?

El suscrito es amenazado por uno de los acusados, Milton De la Cruz Lemos, quien fue al Colegio de Periodistas a pedir que me callaran, y ha tratado de confundir, incidentar, atemorizar con falsas acusaciones, acusaciones que esta falsa justicia con su impunidad permite, permite que un señalado autor material se quiera hacer víctima. Son los valores invertidos. El se presenta amenazantes cada vez que estamos demandando que se revise el caso. Se ha presentado dándome «seguimiento» en la Procuraduría y en la Suprema, en fechas de aniversario del crimen, la última vez en el local del CDP el 28-3-2005, ya referido.

El Ministerio Público, en la persona del Procurador General, es responsable del seguimiento de este caso, incluyendo de mi seguridad personal por el riesgo que estamos asumiendo, por su actitud huidiza y dubitativa ante tan aberrante crímen y sus derivaciones. ¿Hasta cuánto?.

El ingeniero Enrique García Frómeta es hijo del destacado periodista asesinado Gregorio García Castro.

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