Gregorio García Castro: cuarenta y cinco años de impunidad

Gregorio García Castro: cuarenta y cinco años de impunidad

Este 28 de marzo se cumplen 45 años o sea, 9 lustros o cuatro décadas y media del horripilante asesinato de Gregorio García Castro, mártir de la libertad de expresión, crimen de estado perpetrado por tres agentes de la Policía Nacional por órden del generalato del gobierno despótico de los doce años de Joaquín Balaguer.

Los señalados asesinos materiales de Goyito, todos de la banda, son los mismos de Freddy Sosa y Homero Hernández: el segundo teniente Juan María Arias Sánchez, y los cabos Milton de la Cruz Lemus y José Rafael Pérez Pereyra, la famosa patrulla de la muerte. Estos dos últimos andan como si nada por las calles, fruto de una sentencia clandestina emitida sin juicio oral, público y contradictorio y sin publicidad y sin la constitución de un tribunal.

Este adefesio jurídico conocido por primera vez en el año 2000, pero repetimos, emitida sin las calidades señaladas en 1980, fue encontrada por la investigación que dispuso el presidente de la nueva Suprema Corte de Justicia, el doctor Jorge Subero Isa, quien pidió reiteradamente el dictamen correspondiente al Procurador General de la República ante un Recurso de Revisión de ese mamotreto jurídico, petición de la que hasta la fecha no hay respuesta.

Pero el crimen de estado es imprescriptible porque esa libertad de los asesinos materiales parte de un acto ilegal e inconstitucional, igual que un golpe de estado, ausente de legalidad, nulo o inexistente, producto de una justicia corrupta y un Estado cada vez más cuestionado por el manto de la impunidad.

El martirologio dominicano es abundante a lo largo de la historia, así como de variadas luchas por las libertades públicas.
Gregorio García Castro es netamente un mártir de la libertad de prensa, expresión y difusión del pensamiento, ya que como comunicador multifacético fue asesinado por sus ideas tanto escritas como habladas y por su incidencia en los estados de opinión pública, por la claridad y precisión de su pensamiento en defensa de los reprimidos, perseguidos, sin voz, y de los derechos humanos en general.
Periodista 24/7/365. Es loable que para él ejercer su derecho a opinar, la verdad y los intereses nacionales estaban por encima de sus propios intereses y el de sus amigos y familiares. No tenía militancia política a la hora de su muerte.

Hay numerosos casos de mártires dominicanos y todos merecen respeto, sea su lucha por la libertad de prensa, los derechos de los trabajadores, denuncia de un fraude electoral, en el campo de las ideas y en el campo de las luchas políticas y de la soberanía nacional, entre otros vértices. Guido Gil, Orlando, Narcisazo, Amín Abel, Caamaño, Amaury y Los Palmeros, y todos nuestros héroes y mártires merecen nuestro permanente homenaje.

1973 fue el año de la guerrilla de Caamaño con apenas un mes de diferencia entre el fusilamiento del líder del desembarco en Caracoles (16/2/73) y este asesinato frío, alevoso, premeditado, para acallar una voz fuerte que denunciaba todas las injusticias del régimen, toda vez que ya había desenmascarado la banda atribuida al Grupo Pérez y Pérez/Cruz Brea y que se había opuesto a la reelección del mandatario, así como desplegó una amplia cobertura al desembarco guerrillero, siendo el primer comunicador que confirmó en la televisión la presencia del líder constitucionalista, desmintiendo un comunicado de las Fuerzas Armadas (FF.AA).

García Castro era muy plural, firme y de un estilo preciso e inconfundible que revolucionó el periodismo de opinión y las crónicas noticiosas y reportajes con titulares llamativos y contribuyendo en su periódico, Última Hora, con un estilo gráfico, ágil y de fácil lectura, que en la portada solo tenía titulares y fotos, pero precisos y cortos que hicieron antología en esta área de la comunicación.

García Castro tenía presencia en la prensa escrita, a través de su columna EN UN TRIS… la más leída en su época, en las revistas Renovación y La Crónica, presencia en televisión en su programa diario Hoy en Color Visión y comentarios radiales y en un programa meridiano diario, así como la coproducción de un programa de entrevistas semanales (Punto de Vista, con Doña Pía Rodríguez) y en varias publicaciones nacionales y extranjeras que ocasionalmente colaborada.
Así en años anteriores había colaborado con la Revista Bohemia, de circulación internacional, y en varios medios de Puerto Rico, donde sufrió el exilio tras el golpe de estado de 1963.
En el exilio escribió en los famosos cuadernos de Francia, un espacio de denuncia internacional contra regímenes de fuerza, como en el caso del Triunvirato que lo había expulsado de su país.

Tras su regreso después de la firma del Acta Institucional en 1966, retornó a su habitual actividad periodística, olvidándose de la gran colaboración que ayudó a su amigo en el exilio a retornar victorioso, el doctor Balaguer, pero a quien objetó la continuidad del poder y la represión política tras un proceso político-social traumático como fue la lucha contra el Triunvirato y la Revolución de Abril de 1965 y la paz que no se consiguió con este estadista en sus 12 años de ejercicio.

Goyito recibió muchas amenazas y persecuciones de los halcones asesinos que estaban matando lo mejor de la juventud revolucionaria que quedó truncada tras la guerra patria del 65, así como condenó los asesinatos políticos de Guido Gil, Otto Morales, Maximiliano Gómez (Bruselas), Homero Hernández, Los Palmeros y la ocupación de la UASD, donde ametrallaron a la estudiante Sagrario Díaz Santiago, fallecida días después, en 1972.

En el aspecto personal, García Castro era de muy buen trato con sus colegas, amigos, familiares y público en general, y excesivamente solidario con los necesitados tanto en lo moral como material.

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