Gritos de desesperación en el entierro joven hallaron cañada

Gritos de desesperación en el  entierro joven hallaron cañada

Los gritos de desesperación y las piruetas en motocicletas matizaron ayer el entierro de Gilda Sánchez Espinosa, de 18 años, cuyo cadáver con signos de violación sexual fue encontrado la madrugada del domingo en una cañada de la calle Merengue del ensanche Altagracia, en Herrera.
La joven fue enterrada en el cementerio Cristo Redentor, donde el clamor de justicia no se hizo esperar por parte de familiares y amigos, quienes exigen 30 años de prisión para Víctor Manuel García (El Cojo), a quien acusan del crimen y que ya esta detenido.

“Ay mi muchacha, ay mi Dios que dolor, yo lo quiero muerto a ese asesino”, eran algunas de las lamentaciones que se escuchaban en el cementerio.

Relato. José Domingo Ferreras, padre de Gilda, contó que el domingo a las 10:30 de la noche la mandaron al colmado a comprar azúcar y limones, y su hermana la esperaba en la galería, pero cuando vio que ella regresaba entró a la casa. Dijo que pasó de un rato Gilda no entraba, su hermana salió a ver qué pasaba, pero no la vio, y en ese momento salieron a buscarla.

“Al parecer cuando ella venía, ese elemento le dijo que su mujer, Belfani, la estaba llamado, se aprovechó, la agarró y la entró para su casa”, expresó Ferreras, quien dijo que García vive a cuatro viviendas de la suya.

Dijo que Bilfania era amiga de su hija, pero en ese momento no estaba en la vivienda.
Cañada. “Yo salí a buscarla porque ella se fue en pijama, le pregunte a él si la vio pasar y me dijo que no, yo seguí buscándola y él mirándome, pero aprovechó que me fui a otra parte a buscarla, y en ese momento sacó a la niña y la tiró casi al frente de su casa, que está la cañada”, narró.

Relató que buscaron en muchas partes y cuando regresaban a su casa, a la 1:00 de la madrugada encontraron el cadáver en la cañada desnudo, con moretones en el cuello y las manos.
“En ese momento empezamos a gritar y había muchas gente, él me ayudó a llevarla a la casa, y él dizque gritando, no aguantó y chocó la mano del piso y dijo yo no aguanto esto y se fue”, expresó Ferreras, quien dijo en ese momento empezó a sospechar.
Manifestó que cuando llegó la Policía le relataron lo sucedido y que sospechaban de García, a quien detuvieron. Dijo que en su casa encontraron las sandalias de su hija, el azúcar y los limones que la mandaron a comprar.
Justicia. “Queremos que se haga justicia, pero ni con su vida paga lo que hizo, pero por lo menos que le den 30 años”, sostuvo.
Aseguró que García a veces conchaba en una motocicleta, pero también andaba atracando, y según los comentarios de vecinos, habría estado preso por violación.

Alegre. Ferreras manifestó que su hija cursaba el tercero de bachiller, hizo un curso de modelaje, era muy alegre y trabajadora, pues cuidaba las niñas de un vecino y anteriormente vendía en una cafetería, la cual frecuentaba García.

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