POR LOYDA PEÑA
El presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Ramón Alburquerque, criticó ayer el grupismo existente a lo interno de esa organización política y advirtió que de no superarse eso, esa organización política no volverá al poder.
Alburquerque sostuvo que los perredeístas deben decidir si se debaten entre el individualismo, los grupos o lo que le interesa al partido.
Afirmó que si los perredeístas no se unen todos, no podrán impedir que «las trampas y las manipulaciones» permitan que quien no tenga gente, termine siendo el candidato (presidencial).
En cambio, -agregó el presidente del PRD-«si nos unimos y hacemos un partido transparente, sólido, en el que quien ganó, ganó y el que perdió, perdió, entonces este será un partido grande, el partido que soñamos y por el que tanto hemos luchado».
Manifestó que para lograr sus objetivos, el PRD tiene necesariamente que poner en práctica cuatro principios fundamentales que son, solidaridad, unidad, disciplina, e institucionalidad.
«La unidad del partido es imprescindible para poder volver a reconectarnos con el pueblo, porque los pueblos no hacen caso a los partidos que viven permanentemente en confrontaciones, pero también es necesario que el PRD dedique dos años a trabajar su institucionalidad, porque si no lo hace, no volverá al poder», subrayó Alburquerque.
El presidente del PRD habló en esos términos, previo a presentarle al comité ejecutivo nacional, para su ratificación, las resoluciones acordadas por la dirección de esa organización política, las cuales incluyeron el incremento a 2,000 del número de sus miembros.
Recordó a los líderes de tendencia dentro del PRD, que en la consulta que se hizo a las bases del partido, el 32% dijo «no» al grupismo.
En el acto donde el presidente del PRD hizo sus críticas y advertencias estaban presentes el ex presidente Hipólito Mejía, Milagros Ortiz Bosch, Rafael Suberví Bonilla y Enmanuel Esquea Guerrero, reconocidos como cabezas de las principales tendencias que convergen a lo interno de esa organización política, al margen de la que lidera el propio Alburquerque.