BAGDAD (AFP).- Un grupo islamista dio este viernes un ultimátum de 24 horas a Italia para que sean liberados «todos los musulmanes encarcelados en Irak» a cambio de información sobre sus cooperantes secuestradas, mientras algunos dignatarios religiosos calificaban de «genocidio» los bombardeos estadounidenses que dejaron al menos 57 muertos el jueves.

   «Si el gobierno italiano no satisface nuestras exigencias en un plazo de 24 horas, el pueblo italiano no conocerá nunca la suerte reservada a las rehenes», afirmó el grupo Ansar Al-Zawahiri (los seguidores de Zawahiri, número dos de la red terrorista Al Qaida) en un comunicado difundido por internet, cuya autenticidad no ha podido ser verificada.

   Este grupo reivindicó el secuestro de Simona Pari y Simona Torretta, que trabajan para la organización no gubernamental (ONG) «Un puente para Bagdad» el martes en la capital iraquí, junto con otros dos colegas iraquíes, pero no aportó pruebas.

   «A cambio de informaciones sobre la suerte de las italianas», los secuestradores exigen que sean liberados «todos los musulmanes encarcelados en Irak».

   Entre tanto, las autoridades italianas continuaban esforzándose para intentar que sus ciudadanas sean puestas en libertad. La secretaria de Estado para Relaciones Exteriores, Margherita Boniver, llegó el viernes a Ammán, tercera etapa de su gira por los países árabes, destinada a recabar apoyo.

   En Roma, el jefe del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, se entrevistó con el presidente iraquí, Ghazi al-Yawar, quien le ofreció su ayuda.

   El sitio internet www.islamic-minbar.com, que ha difundido los mensajes sobre las dos rehenes italianas en Irak, fue cerrado este viernes por la tarde, indicó la empresa Net4all, su soporte de acceso, con sede en Lausana, Suiza.

   «A consecuencia de las quejas de los internautas y debido a los riesgos de ataques al servidor que habría afectado a nuestros clientes, hemos decidido cerrar el sitio», precisó el director de la sociedad.

   El viernes en Bagdad, tres libaneses, entre ellos una mujer, murieron al ser alcanzados por disparos durante un intento de secuestro, condenado duramente en Beirut por el canciller libanés, Jean Obeid.

   Gebrane Badin, Karim Jury y su esposa, Evelyne Abu Dib, murieron en el barrio de Mansur, donde se encuentran numerosas embajadas.

   Sobre el terreno, la ciudad de Tall Afar, situada a 450 km al norte de Bagdad, seguía cercada por el Ejército estadounidense y los guardias nacionales iraquíes, después de los bombardeos que causaron 45 muertos y más de 80 heridos la víspera.

   La aviación estadounidense realizó vuelos de reconocimiento sobre Tall Afar, a la que la Fuerza Multinacional quiere «liberar del terrorismo».

   Pero varios dignatarios sunitas influyentes tildaron de «crimen» y «genocidio» las operaciones estadounidenses contra Tall Afar y la ciudad rebelde de Faluya, 50 km al oeste de Bagdad, donde doce iraquíes resultaron muertos el jueves.

   «Las fuerzas de ocupación cometen un genocidio», declaró en su prédica del viernes en Bagdad el jeque Abdel Ghaffur al-Samarrai, del Comité de los ulemas musulmanes.

   El ministro turco de Relaciones Exteriores, Abdulá Gul, habló por teléfono con el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, para manifestarle su preocupación por los acontecimientos de Tall Afar, informó la agencia de prensa Anatolia.

   Al norte de Irak, en Mosul, el jeque Salah al-Jaburi mencionó un «crimen inmenso» y acusó a esas fuerzas de no distinguir entre civiles desarmados y milicianos.

   También en Mosul, varios desconocidos asesinaron a un traductor iraquí que trabajaba para las fuerzas estadounidenses y a un ex coronel del Ejército del derrocado Saddam Hussein, según la policía.

   En Faluya, un misil disparado por un avión estadounidense mató a un trabajador, según uno de sus colegas, y en Bagdad la Guardia Nacional liquidó a dos seguidores del jefe radical chiíta Moqtada Sadr.

   Dos iraquíes murieron y otros tres resultaron heridos el viernes en el barrio de Sadr City de Bagdad durante enfrentamientos entre milicianos del jefe radical chiíta Moqtada Sadr y militares estadounidenses, indicó un responsable del ministerio de Salud.

   La fuente se limitó a decir que las escaramuzas tuvieron lugar en Sadr City, un barrio chiíta pobre y populoso de la capital en el que la mayoría de sus habitantes simpatizan con la causa de Moqtada Sadr.