CIUDAD DEL VATICANO. AP. Decenas de mujeres que asistieron a una escuela a cargo de la desprestigiada orden de los Legionarios de Cristo exhortaron al Vaticano a que cierre todo ese programa escolar, alegando que el maltrato psicológico que sufrieron como novicias ocasionó muchos casos de anorexia, migrañas por estrés, depresión e incluso pensamientos suicidas.
Las mujeres enviaron una carta durante el fin de semana al comisionado del Papa que dirige actualmente esa orden católica para denunciar la manipulación, el engaño y la falta de respeto que dijeron haber sufrido a manos de consejeros apenas mayores que ellas en una escuela en Rhode Island, EEUU. Dijeron que debido al trauma que sufrieron debieron someterse a terapia psicológica durante años, lo que les costó decenas de miles de dólares. AP obtuvo una copia de la carta, firmada por 77 personas, una decena de las cuales accedieron a ser entrevistadas sobre sus problemas personales. Dijeron que accedieron para disuadir a los padres de enviar a sus hijos a escuelas del programa de los Legionarios de Cristo en Estados Unidos, México y España.
Tengo muchos recuerdos definitorios y traumáticos que creo que son el epítome de la degradación sistemática de la persona en la escuela, dijo Mary a AP. Mary, quien pidió que no se revelara su apellido, agregó que cayó en anorexia tras unirse a la escuela en 1998. Llegó a pesar menos de 38 kilos (85 libras) cuando dejó la escuela y bajó aún más, al llegar a 31 kilos (68 libras). Los sentimientos de inutilidad, vergüenza y aislamiento que están asociados con esos recuerdos son vívidos y chocantes todavía. Mary culpó de su trastorno alimenticio a la profunda soledad a las niñas se les impedía hacer amigos cercanos o confiar en sus familias y la enorme presión que sentía a los 16 años de obedecer a la perfección las reglas más estrictas que dictaban cómo debía caminar, sentarse, rezar y comer.
Las claves
Otros problemas
En 2009 se reveló que su fundador, el sacerdote mexicano Marcial Maciel, fue un pederasta y drogadicto que tuvo tres hijos.
Los Legionarios sufrieron problemas posteriores de credibilidad tras su reciente admisión de que su sacerdote más famoso era padre de un niño y la dirigencia de la orden lo encubrió durante años.