Grupo teatral Tirso de Molina en LaSalle

Grupo teatral Tirso de Molina en LaSalle

ÁNGEL HACHÉ
En 1958, cursando el primer año del bachillerato en el Colegio Dominicano de La Salle, participé por primera vez en una obra de teatro titulada: «Sancho Panza en la isla Barataria». A finales de ese año, en el segundo de bachillerato, el hermano Alfonso Luís, crea el grupo teatral «Tirso de Molina» y presenta  «La Mordaza», del dramaturgo español Alfonso Sastre.

El hermano Alfonso Luís declaró en la prensa: “los grupos teatrales son una vieja tradición en los colegios lasallistas y que no solo son una manifestación de arte sino también un factor importante en la educación de la juventud, educación que debe ser integral, es decir, que abarque todos los aspectos humanos».

Nos percatamos que el hermano, conciente de la dictadura trujillista, seleccionó  «La mordaza», obra escrita contra la dictadura de Francisco Franco, ideas revolucionarias con mensajes evidentemente solapados, que podían ser utilizados contra los desmanes de Trujillo.  Esto nos retrotrae a nuestro patricio Juan Pablo Duarte, cuando fundó La Filantrópica, con la presentación de obras que crearan conciencia en nuestros criollos, de la intervención haitiana, en aras de conseguir nuestra independencia, también Franklin Domínguez, nuestro connotado dramaturgo, escribió «Espigas Maduras», evidente crítica antitrujillista.  En las funciones de «La mordaza» temíamos que se presentaran agentes del Servicio de Inteligencia Militar, para llevarnos presos.

El grupo contaba para sus montajes con el director José Véliz Domingo  graduado de arte dramático en Madrid. Para los decorados contábamos con nuestro profesor de dibujo, el pintor español Gilberto Fernández Diez.

Como se trataba de un colegio para varones el propio hermano Alfonso Luís hacía adaptaciones pertinentes para que los actores representaran los personajes femeninos cambiados a masculinos.

El elenco de «La Mordaza» estuvo integrado por Rafael Alburquerque, nuestro actual vicepresidente de la República, Opinio Álvarez, Gastón Marión Landais, Freddy Ginebra, Leo Lamarche, Angel Haché, Ramón Piantini, Rafael Brenes, Dennis Simó y Mufid Kury.

En Diciembre de 1958, el grupo estrena ‘Los Sueños de Tinín» del P. Felipe Alcántara, con un reparto compuesto por Guillermo Álvarez, Ramón Piantini, Pedro J. García, Ángel Haché, Rafael Lozano, Mufid Kury, Leo Lamarche, Freddy Ginebra, Diego Domínguez, Opinio Álvarez, Rafael Alburquerque, Nelson Villanueva, Augusto Leyba y Emilio Aybar, con un coro bajo la dirección de Montserrat Playa.

Después de las vacaciones navideñas, el grupo continuó con el drama de Herald Van Leyden «El Cardenal”. El elenco estuvo constituido por Pedro J. García, Carlos Peña, Diego Domínguez, Gastón Marión Landais, Opinio Álvarez, Rafael Alburquerque, Ramón Piantini, Ángel Haché, Mufid Kury, Freddy Ginebra, Jaime Joa y Leo Lamarche.

Otra de las obras fue «En la ardiente oscuridad» del dramaturgo español Antonio Buero Vallejo. El contenido indica un alerta de que las sociedades que viven en la oscuridad producen las tiranías y que hay que despertar del engañoso bienestar en que se encuentran sumidas, como la institución para ciegos en la que se desarrolla la obra.  Ignacio, otro invidente, representa esa rebeldía que no acepta la oscuridad.

En 1959 se escenificaron: «El Puñal del Godo», drama en un acto de José Zorrilla actuada por Antonio Ornes, Pedro J.García, Diego Domíguez, y Ángel Haché.   El sonido y la luminotecnia de estas y las demás obras montadas estuvieron a cargo de Manuel Arturo Peña, y Mario Malagón respectivamente; «Pánuco 137» de Mauricio Magdaleno, que enfoca el problema de los campesinos mexicanos desarraigados de sus tierras por la explotación petrolera, la pieza estuvo interpretada por un extenso elenco en la que  participaron algunos de los actores ya mencionados en otros montajes, y Francisco Ravelo, Luís José Rivera, Héctor Herrera, José Barceló, Antonio Pérez, José Michelén, Francisco Bendek, Miguel Guerrero, David Mejía, José Hernández, Juan Manuel Morey y José Flaquer; 

«Las Aventuras de Escapín» de Moliere, en esta representación mis compañeros me empujaron a escena para salvar la situación, cuando a Freddy Ginebra se le olvidó el parlamento. En esa época yo tenía una memoria asombrosa para aprenderme  los textos y sin lugar a dudas estas veladas teatrales encendieron en mí la chispa para lo que luego se convertiría en mi carrera profesional conjuntamente con las artes visuales. Mi entusiasmo era tal que actué en todas las obras escenificadas por el grupo.

En noviembre de 1959, montamos «Nos cayo la lotería», en la que participamos Leo Lamarche, Mufid Kury, Pedro García, Diego Domínguez, Opinio Álvarez, Juan Dahuajre y yo.

A principios de 1960, el hermano Alfonso Luís escogió «¡Milagro!» de Nicolás Manzari, en la que debutaron Enrique Mota y Rodolfo Bosch, acompañados  por Luís José Rivera, Pedro J. García, Carlos Peña, Ángel Haché, Opinio Álvarez, Diego Domínguez, Francisco Ravelo y Antonio Pérez.  Otras de las obras  fueron «El medico a palos» de Moliere, así como «Las grandes fortunas» de Carlos Arniches, en el reparto estaban Leonardo García, Luís Rodríguez, Fabio Rodríguez, Humberto Rimolli y los asiduos intérpretes del grupo.

La ultima obra fué «El Signo de la Fe de San Juan Bautista de La Salle», de Henri Brochet, con un numeroso reparto compuesto por Manuel Valverde, Jaime Rodríguez, Leonardo Santoni, Francisco Valera, José Hernández, Juan  Morey, José Jiménez, Javier Pablo, Jaime Álvarez, David Mejía y varios “fogados” actores del Tirso de Molina.

El 24 de Junio de 1960 se efectuó una proclamación de los actores más destacados del grupo teatral Tirso de Molina durante la temporada 1958-1960: En papeles principales, Rafael Alburquerque por su actuación en «Pánuco 137»; Ángel Haché por su papel en «¡Milagro!»; Guillermo Álvarez por su rol en «Los Sueños de Tinín» y Pedro J. García por su actuación en «¡Milagro!». En papeles secundarios, Diego Domínguez por «El cardenal»;  Enrique Mota también por «¡Milagro!» y Francisco Ravelo por «Pánuco 137».

Con estas líneas hacemos un reconocimiento al tan entrañablemente recordado hermano Alfonso Luís por su excelente iniciativa. De todos los compañeros lasallistas fui el único que luego hizo una carrera teatral, carrera insegura e ingrata que no llenó las expectativas creadas por ese maravilloso inicio con el grupo.  Sin tradición teatral y poco apoyo del estado, el público, en su inmensa mayoría, no asiste a las funciones teatrales que se estrenan desde hace décadas en las pocas salas que existen en nuestro país.

Si se incluyera la materia Educación Artística en las escuelas y colegios, como se aprobó hace varios años en la reforma curricular, se podría incentivar en las futuras generaciones una sensibilidad hacia las artes que apoye con su presencia estas manifestaciones artísticas y culturales. 

Haciendo este recuento me percato que casi la tercera parte de las obras en las que he actuado, pertenecieron a esa etapa de dos años que duró el grupo teatral

“Tirso de Molina”.

Ángel Haché.

En síntesis

Primeros pasos

Jóvenes de una generación en la que fue sembrada la semilla del teatro en una difícil etapa de la historia dominicana. Para la mayoría de ellos fue una etapa pasajera. Para Ángel Hache fue el comienzo, lo que encendió la chispa de una carrera en las tablas que ya dura 50 años.

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