Grupos textiles esperan acuerdo remiende su futuro

Grupos textiles esperan acuerdo remiende su futuro

POR JOHN AUTHERS
SAN PEDRO SULA.-
Pocos países dependen de su industria textil más que Honduras. La “Banana Republic” original, es uno de los países más pobres en las Américas, con un promedio de ingresos per cápita de cerca de US$800.00 al año.

Pero en la última década, los imaginativos incentivos del gobierno se combinaron con una astuta explotación de concesiones al comercio y al sistema internacional de cuotas para crear un gran cúmulo de compañías textileras.

El conglomerado de parques industriales rodea San Pedro Sula, la capital económica del país.

Se establecieron siguiendo el modelo de las “maquiladoras”, utilizadas por primera vez en México, mediante el cual suplidores extranjeros pudieron importar componentes libres de impuestos, para la subsiguiente re-exportación sin gravámenes. Aparte de la mano de obra barata, Honduras ofreció un generoso paquete: no había que pagar impuestos, ni valor agregado, ni derechos de aduanas.

También ofreció un contexto político relativamente estable, a diferencia de sus vecinos El Salvador, Guatemala y Nicaragua, convulsionados todos por las guerras civiles de los años 80.

También podía ofrecer comodidades. Una buena carretera permite acceso en escasos 30 minutos a Puerto Cortés, el mayor puerto de América Central, que se desarrolló gracias a las piñas y las bananas. A partir de aquí, Miami solo dista 22 horas.

Los grupos de derechos laborales internacionales se quejan de que existen barreras al reconocimiento de los sindicatos, acusación que los funcionarios hondureños refutan con que el salario promedio del sector, de cerca de US$3,500.00 al año es más de cuatro veces el promedio nacional.

El “valor agregado” de las plantas, cubierto por el programa de maquiladoras, alcanzó 6.5% del producto interno bruto de Honduras en 2003.

El sector emplea 114,000 personas, o 30% del empleo industrial formal del país. El problema es el final este año del Acuerdo Multi-Fibra que gobierna las cuotas mundiales.

El empleo se ha mantenido estable durante las tres primeras fases del levantamiento de las cuotas. Sin embargo, cerca de 80% de la producción de ropas de Honduras constituye productos sencillos, como los “t-shirts” o franelas, que son las más difíciles de proteger de los productores de bajo costo, mientras que el 205 del empleo de la industria proviene de las compañías asiáticas, que fueron las primeras en ubicarse en el área gracias a las cuotas.

La respuesta de Honduras es el Tratado de Libre Comercio de América Central (TLCAC), tramitado entre Estados Unidos y cinco países de América Central este año. Sin embargo, se enfrenta a lo que podría resultar un avance complicado a través del Congreso de EEUU. “Se necesitan dos cosas: un acuerdo de libre comercio con EEUU, libre de impuestos y sin limitaciones, y concesiones entre los gobiernos de EEUU y América Central”, dijo Norman García, ministro de Industria y Comercio, que dirigió el equipo hondureño en las negociaciones del TLCAC.

El gobierno también está invirtiendo en las remodelaciones de Puerto Cortés, y en la nueva Universidad de Textiles para capacitar a los futuros gerentes y supervisores de las plantas maquiladoras.

Pero, además, el concepto de maquiladora está cambiando. Enrique Dussel, un economista de la Universidad Autónoma de México (UNAM), dice que la mayoría de las maquiladoras se han desplazado al modelo “paquete completo” (full package) -en el que compran el material-, mientras que nueve compañías, que representan 20% del empleo en el sector, han acogido la “verticalización”, en la cual también producen los materiales.

Por ejemplo:  Elcatex, un productor de textiles hondureño en San Pedro Sula, manufactura textiles y utiliza el diseño asistido por computadoras para cortar la tela, antes de enviarla a coser como camisas para marcas como Jockey, Ralph Lauren y Náutica, en una fábrica a cinco minutos de distancia.

Esto le permite a las compañías hondureñas producir pequeñas partidas con un retorno rápido, que a su vez, aprovecha al máximo la proximidad a EEUU. Hasta ahora, esto se ha producido principalmente con telas tejidas.

En otras telas que se utilizan en prendas de encajes, Honduras se apoya en EEUU. “Esta industria está muy concentrada. No hay fábricas de telas porque no hay incentivos para integrar las industrias”, dijo Raja Rajan, vicepresidente de la Asociación de Maquiladoras de Honduras. “Eso es lo que esperamos que haga el TLCAC.”

Sin embargo, el señor Dussel insinúa que el efecto principal del TLCAC sería respaldar a los productores de textiles de EEUU. “Los textiles y otros insumos son cerca de 50% más baratos en Asia que en EEUU”, dijo.

“Así que podríamos terminar con una relación de comercio perversa en la cual los consumidores principales de los textiles de EEUU son México y los países del Caribe, que se benefician de las bajas tarifas de EEUU, y que no son competitivos. Los que producen ropa en EEUU están tratando de importar de Asia, pero en América Central, México y el Caribe van a importar de EEUU para no pagar impuestos”.

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Traducción: Iván Pérez Carrión

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