Central American migrants sit together inside a room at the Latino hotel during a raid by Mexican immigration agents in Veracruz, Mexico, Thursday, June 27, 2019. Mexican police, soldiers and National Guard have recently been raiding hotels, buses and trains to round up migrants, creating scenes that have caused an outcry in the United States, but in Mexico there has been little backlash despite the historical sympathy for the plight of migrants.(AP Photo/Felix Marquez)
Policías, soldados y elementos de la Guardia Nacional de México realizan redadas en hoteles, autobuses y trenes en busca de inmigrantes, lo que ha generado escenas de madres centroamericanas desconsoladas mientras son apiñadas en camionetas de la policía junto con sus hijos y de saturados centros de detención bajo condiciones deplorables.
Tales escenas han causado un clamor en Estados Unidos, pero en México ha habido pocas repercusiones en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador pese a que el país históricamente ha mostrado una profunda solidaridad ante la dura situación de los migrantes.
Tal comprensión ha sido minada por las caravanas migrantes de finales de 2018 y principios de 2019, que dejaron un mal sabor de boca en los mexicanos y causaron profundas divisiones entre grupos a favor de los migrantes. La reputación de López Obrador como un popular político de izquierda también ha sosegado la respuesta ante las medidas enérgicas. Si se suma a esto la alteración causada por los migrantes en las ciudades fronterizas mexicanas, las amenazas de cierre de los cruces fronterizos o la aplicación de aranceles de parte del gobierno del presidente Donald Trump, la situación ha generado que muchos mexicanos consideren la oleada de migrantes como un problema para el país.
Cuando la primera caravana recibió una cálida bienvenida en octubre, los mexicanos parecían estar divididos casi equitativamente respecto a si el gobierno debería frenar el ingreso de inmigrantes que carecían de autorización legal, de acuerdo con un sondeo del diario El Universal en el que fueron encuestadas 1,000 personas del 3 al 7 de junio y que tuvo un margen de error de 3.5 puntos porcentuales. Ocho meses después, el 61.5% se mostró a favor de frenarlos y sólo el 33% se oponía, según cifras del mismo sondeo. Incluso más drástico fue el cambio en la opinión pública sobre el otorgamiento de asilo a los migrantes en México. En octubre, cerca de 48% apoyaba la medida, mientras que 38% se oponía. Para junio, los papeles se habían invertido, con 57% en contra y 37% a favor. Incluso para los mexicanos que no creen que los centroamericanos le estén robando puestos de trabajo.